Washington, 17 mar (EFE).- El presidente de la Reserva Federal
(FED), Ben Bernanke, aprovechará su comparecencia de hoy en el
Congreso para defender la supervisión de la pequeña banca, un papel
que podría perder si prospera una iniciativa legal en el Senado.
La Fed ha anticipado a los medios el contenido del discurso que
Bernanke ofrecerá a las 18.00 GMT en el Comité de Servicios
Financieros de la Cámara de Representantes, y que está centrado en
la defensa del papel de supervisor de la Reserva Federal.
En su intervención, Bernanke explicará que la supervisión de la
pequeña banca local y estatal da a la institución una información
muy valiosa sobre la marcha de la economía regional del país, pieza
fundamental para desarrollar su política monetaria.
"La información que nos aporta nuestro papel de supervisor de
bancos de todos los tamaños, incluido los bancos de pequeñas
comunidades, nos permite incrementar significativamente nuestra
efectividad a la hora de definir la política monetaria y trabajar
por la estabilidad financiera", apunta en el discurso.
Bernanke recuerda que en otras crisis anteriores, como el
desplome de las bolsas de 1987 y el que siguió a los atentados de
2001, "el rol de supervisión de la Fed fue fundamental para contener
las amenazas a la estabilidad financiera".
Las afirmaciones de Bernanke se producen dos días después de que
el presente del Comité de Banca del Senado, Christopher Dodd,
presentará en la cámara alta una amplia propuesta de reforma de la
regulación bancaria que, de salir adelante, sería la más ambiciosa
desde la década de los treinta.
En términos generales, la iniciativa legal contempla otorgar un
mayor poder a la Reserva Federal, que ya ha ampliado sus funciones
supervisoras desde la reciente crisis financiera, pero también le
recorta su autoridad en lo que se refiere a la pequeña banca.
El punto más polémico es el que contempla transferir la
supervisión de las entidades financieras con menos de 50.000
millones en activos a la Corporación Federal de Seguros de
Depósitos, entidad encargada de proteger los ahorros de los clientes
en caso de que se hunda un banco.
Esta disposición, según informan los medios financieros, no ha
gustado a la Fed, aunque tampoco al Departamento del Tesoro y a los
presidentes de los pequeños y medianos bancos regionales, que
prefieren que se les deje elegir entre si quieren ser supervisados
por la Reserva Federal o por la Corporación de Seguros de Depósitos.
La legislación paralela que aprobó la Cámara de Representantes el
pasado mes de diciembre dejaba la vigilancia de las instituciones de
menor tamaño en manos de la Reserva Federal y, sobre todo, en manos
de sus doce bancos regionales, que en caso contrario perderían una
parte importante de sus funciones.
De los 20.000 empleados que tiene la Reserva Federal, unos 18.000
trabajan para los bancos regionales del sistema, entre los que
figuran 3.000 supervisores. EFE