Washington, 13 jul (EFE).- BP aplazó hoy las pruebas para cerrar
las válvulas de la nueva campana de contención e intentar así poner
fin al vertido en el Golfo de México, después de que el Gobierno de
Estados Unidos pidiera más análisis antes de realizar la operación.
Estaba previsto que la compañía iniciara hoy las pruebas para ver
si la campana consigue evitar que se filtre el crudo al mar, por
primera vez en los 85 días transcurridos desde que la plataforma
Deepwater Horizon estalló y se hundió.
No obstante, el almirante Thad Allen, coordinador por parte del
Gobierno de las tareas de lucha contra el vertido, informó hoy en un
comunicado del aplazamiento.
El proceso, según dijo, "puede beneficiarse de análisis adicional
a ser llevado a cabo esta noche y mañana".
Allen, que no reveló cuándo se prevé ahora la realización de la
prueba, afirmó que la decisión se tomó tras una reunión con el
secretario de energía de EE.UU., Steven Chu; la directora del
Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS, por su sigla en
inglés), Marcia McNutt, geólogos y representantes de BP.
Hoy, los expertos de la compañía completaron un estudio del suelo
marino alrededor del pozo.
Con el test, que durará entre 6 y 48 horas, los expertos quieren
determinar la presión que se registra en el pozo.
Si es demasiado baja durante las seis primeras horas, eso podría
indicar que hay otras fugas en el pozo.
Si la presión es alta, BP continuará supervisando la situación
durante aproximadamente 42 horas más para ver si la campana resiste,
explicó hoy Allen en una rueda de prensa.
Si los resultados de las pruebas son positivos, la empresa podría
entonces cerrar el flujo de petróleo de manera gradual.
"Si se registra una presión alta, eso quiere decir que la campana
funciona", declaró el almirante. "Si las lecturas de la presión
tienen éxito, habremos instalado una manera de contener el vertido",
agregó.
El objetivo es comprobar que la campana puede resistir al menos
media tonelada por centímetro cuadrado.
En caso de que la campana no pudiera aguantar las presiones
altas, en lugar de sellar el pozo completamente se trasvasaría el
petróleo a través de la campana a barcos en la superficie marina,
como se había venido haciendo en las últimas semanas.
Para determinar la presión, los ingenieros cerrarán gradualmente,
y una por una, las tres aberturas en la campana que dejan fluir el
crudo.
Esta nueva campana pesa 75 toneladas y se encuentra situada a
1.500 metros bajo el nivel del mar.
Aun en el caso de que la nueva campana, cuya instalación comenzó
el pasado sábado, tenga éxito y selle el pozo, se tratará de una
solución tan sólo provisional.
El remedio definitivo llegará cuando se complete el pozo auxiliar
que BP perfora junto al averiado, y a través del cual se inyectará
una solución de cemento y barro pesado que sellará el conducto de
modo definitivo.
Se espera que el pozo auxiliar quede terminado para el 27 de
julio, unos días antes de lo que se había calculado inicialmente.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el derrame ha
vertido entre 2,3 y 4,5 millones de barriles de crudo en el Golfo,
entre 58 y 112 veces más que el anterior peor desastre ecológico en
EE.UU., el naufragio del buque petrolero Exxon Valdez frente a
Alaska en 1989. EFE