Marga Zambrana y Guillem Martínez Pujol
Pekín, 25 feb (EFE).- China, principal aliado y suministrador del
hermético régimen de Corea del Norte, intermedia en una inversión
más potente que el "Plan Marshall" con el fin de hacer volver a
Pyongyang a la mesa de negociaciones para su desarme nuclear.
El proyecto consistiría en una inversión de 10.000 millones de
dólares (7.400 millones de euros), una cuarta parte del actual
Producto Interior Bruto (PIB) del depauperado régimen, destinados a
construir puertos, ferrocarriles y vivienda, según informes
publicados por la prensa surcoreana, no confirmados por Pekín.
El grupo inversionista surcoreano Korea Taepung International
Investment estaría participando en este plan que podría ponerse en
marcha en marzo y en el que China aporta un 60 por ciento del
capital.
La cuantía es proporcionalmente superior a los 13.000 millones de
dólares del Plan de Recuperación Económica -conocido como Plan
Marshall- que Washington invirtió en la reconstrucción de Europa
entre 1948-51 con el fin de eliminar la amenaza comunista.
Según publicó hoy el periódico económico "National Business
Daily", de momento China pretende invertir 800 millones dólares en
la explotación de dos islas norcoreanas, llamadas Weihua y
Huangjinping y situadas en el río Yalu, que separa los dos países.
En los dos enclaves se establecerían zonas económicas especiales,
con un plazo de alquiler de 50 años y en las que se permitiría la
libre circulación de ciudadanos extranjeros.
La compañía china interesada en el proyecto es la firma Dandong
Chinese Business Overseas Investment Company, dedicada a la
consultoría de inversión y comercio con Corea del Norte.
Las dos partes todavía no han firmado contrato, pero una
delegación china partió el pasado martes, día 22, hacia Pyongyang
para culminar la negociación, con el objetivo de que las zonas
empiecen a operar antes de finalizar el año.
"Creemos que las sanciones (de Naciones Unidas) contra Corea del
Norte no deben afectar los intercambios y la cooperación normal
entre dos países. El acuerdo entre China y Corea del Norte cumple
con las sanciones, por lo que no hay ningún problema", explicó hoy
en rueda de prensa el portavoz de turno del Ministerio de Asuntos
Exteriores chino, Qin Gang.
Estas sanciones, recogidas en la resolución del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas 1.874, consisten en controles y
limitaciones estrictas contra el comercio, financiación y desarrollo
de armamento y tecnología relacionada.
El objetivo de China, anfitrión del infructuoso diálogo que desde
2003 celebra con las dos Coreas, Estados Unidos, Japón y Rusia para
disuadir al régimen de Kim Jong-il de proseguir con su programa
nuclear, es hacer regresar a Pyongyang al diálogo, estancado desde
hace más de un año, con la promesa de vigorizar su economía.
El plan de inversiones formaba parte de la agenda del encuentro,
el 9 de febrero, entre el emisario chino Wang Jiarui y el líder
norcoreano, y aunque pocos más detalles han sido desvelados, el
paquete de ayuda podría formar parte del acuerdo alcanzado en el
diálogo a seis en febrero de 2007.
En virtud de ese documento, Pyongyang debería recibir ayuda
material e incentivos de los otros cinco países, a cambio del
desarme, y Kim Jong-il la está exigiendo antes de regresar al
diálogo, suspendido desde abril de 2008, por lo que algunos
analistas creen que China está intermediando con los otros países.
En las últimas semanas se ha registrado una intensa actividad
diplomática en esta crisis, con la visita del subsecretario general
de la ONU para Asuntos Políticos, Lynn Pascoe, a Corea del Norte,
quien informó en Pekín de que el país asiático recibe menos de una
cuarta parte de la ayuda que necesita para afrontar la pobreza.
Además, el delegado de EEUU, Stephen Bosworth, señaló anoche en
Pekín la necesidad de volver al diálogo cuanto antes.
Sin embargo, las exigencias de Pyongyang para esta reanudación se
multiplican, e incluyen también la retirada de las sanciones que la
ONU impuso tras su segundo ensayo nuclear y lanzamiento de cohetes,
en 2009, (el primero fue en 2006) y un tratado de paz que sustituya
el armisticio firmado en 1953 con Corea del Sur.
"Es hora de que Pyongyang demuestre sinceridad y un compromiso
real con la no proliferación. Porque sus armas nucleares no sirven
para alimentar a su pueblo y creará más hambrunas si sigue en esa
dirección", señaló a Efe el analista político chino Gao Zhikai.
Queda por ver si, como en otras ocasiones, el régimen de Kim
Jong-il no vuelve a dar marcha atrás y regresa a su programa nuclear
una vez conseguida la ayuda. EFE
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