Rodrigo Zuleta
Berlín, 28 sep (EFE).- La canciller alemana, Angela Merkel, envió
hoy a casi la tercera parte de su gabinete -cinco de 16 ministros- a
presentar ante la prensa su controvertido plan energético para las
próximas décadas, defendido como "modélico y ambicioso", mientras la
oposición lo considera un freno a las energías renovables.
La manzana de la discordia en los planes del gobierno es el papel
que se da a la energía atómica -se ve como "tecnología puente hacia
la era de las energías renovables", según la frase acuñada por el
ejecutivo- para lo cual se ha alargado la vida de las centrales
nucleares entre 8 y 14 años.
Los cinco ministros -Finanzas, Economía, Investigación y Ciencia,
Infraestructuras y Medio Ambiente- se empeñaron en mostrar la
energía nuclear sólo como un aspecto de un plan que, según dijo el
titular de Medio Ambiente, Norbert Röttgen, no sólo es único en la
historia de Alemania sino que puede ser modélico para el mundo.
El ministro de Economía, Rainer Brüderle, dijo que "por primera
vez en muchos años un gobierno alemán presenta un plan energético a
largo plazo" -40 años hasta 2050- y agregó que el mismo significa
una gran oportunidad para la modernización de la sociedad.
Brüderle fue de los que defendió con más insistencia la
prolongación de la vida de la energía nuclear e insistió en que con
ello "se matan dos pájaros de un tiro".
"Por un lado, nos ayuda a mantener la estabilidad de los precios
mientras llegamos a la era de las energías renovables y, por otra
parte, nos ayuda a alcanzar nuestras metas de protección del clima",
afirmó.
Por su parte, Röttgen insistió en la claridad del plan, con metas
transparentes que serán sometidas a un proceso de control y que
deberán llevar a que en 2050 las emisiones de CO2 se reduzcan en un
80 por ciento y la cuota de mercado de las energías renovables suba
hasta el mismo porcentaje.
De cara a esa meta, se echará mano de varios recursos que van
desde el aumento de la eficiencia energética a través de medidas
como la modernización de edificios -lo que justificaba la presencia
del ministro de Infraestructuras, Peter Ramsauer- hasta iniciativas
de investigación, que explican la asistencia de la ministra de
Investigación y Ciencia, Annette Schavan.
Ramsauer, además, agregó que el transporte -del que también es
responsable su cartera- también debe hacer su aporte y subrayó la
importancia que tendrá en el futuro la llamada electromovilidad y
dijo que la meta es tener en las calles alemanas para 2010 por lo
menos un millón de vehículos con electromotores.
El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, el quinto en el
podio, comentó que "para que se haga realidad un plan tan ambicioso
se requiere asegurar los recursos financieros" y explicó los dos
proyectos de ley de su cartera, destinados a asegurar la
financiación del proyecto energético.
Por una parte, habrá un impuesto al combustible nuclear, que
permitirá recaudar 2.300 millones de euros hasta 2016. Y de otro
lado, se deberá convertir en ley el compromiso alcanzado con los
consorcios energéticos que contribuirán a un fondo para el fomento
de las energías renovables de hasta 30.000 millones de euros, a
cambio del alargamiento de la vida de las centrales atómicas.
Pese al despliegue de pesos pesados del gobierno, muchos
observadores echaron en falta la presencia de la ministra de
Justicia, Sabine Leutheuser-Schnarrenberger, pues su cartera era la
encargada de aclarar una duda que todavía está por resolver y que
puede poner en peligro buena parte del plan del gobierno.
En Alemania hay una discusión acerca de si el plan energético
debe ser ratificado por el Bundesrat, cámara donde están
representados los gobiernos regionales y donde el gobierno federal
no tiene mayoría, o si basta la aprobación de la ley por parte de la
cámara baja (Bundestag).
Mientras el gobierno considera que la aprobación del Bundestag es
suficiente, la oposición insiste en que la ratificación del
Bundesrat es necesaria y ha amenazado con recurrir al Tribunal
Constitucional en caso de que el gobierno pase por alto a esa
cámara. EFE