París, 15 jul (EFE).- La puesta en marcha de un ajuste fiscal y
de reformas estructurales para hacer frente al impacto de la crisis
permitiría aumentar en tres décimas anuales el ritmo de crecimiento
de la economía de los países de la OCDE hasta el 2,2 por ciento en
el quinquenio 2021-2025.
En términos acumulativos, eso significaría que a largo plazo el
Producto Interior Bruto (PIB) de esos países sería entre un 2 y un
3% superior respecto del que se constataría si no hubiera cambios en
las políticas, advirtió la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE).
En un informe de "Prospectivas de crecimiento y de desequilibrios
financieros más allá del corto plazo", la OCDE señaló que, si la
política fiscal se limitara al objetivo de estabilizar el nivel de
deuda pública, el ritmo de progresión del PIB en la OCDE se
ralentizaría de forma acusada.
Ese crecimiento sería del 2,6% anual en el periodo 2011-2015 y
pasaría al 2,1% en 2016-2020 y al 2% en 2021-2025.
El diferencial de crecimiento entre este escenario de base y el
de un ajuste fiscal y reformas estructurales sería particularmente
acusado en esos cinco últimos años en Japón (cuatro décimas), y algo
menor (dos décimas) en la zona euro y EEUU.
Con el escenario más ambicioso, Japón entre 2021 y 2025 crecería
a un ritmo del 1,3% (en lugar del 0,9%), la zona euro al 1,8% (en
lugar del 1,6%) y EEUU al 2,5% (en lugar del 2,3%).
La razón de esas mejoras es la combinación de unos tipos de
interés más bajos (debido a un peso menor de la deuda pública) y a
la desaparición de distorsiones generadas por los desequilibrios
financieros que constriñen en algunos países el consumo y la
inversión y alientan el ahorro en otros.
De acuerdo con las proyecciones de los autores del estudio, en el
escenario de base (sin corrección de las políticas aplicadas hasta
ahora), el nivel de deuda pública crecería en unos 20 puntos de PIB
respecto del actual, y cerca de 50 respecto del que había antes de
la crisis.
Más allá del ajuste fiscal, las principales reformas
estructurales que la OCDE recomienda son la del mercado laboral y de
productos en la zona euro, que amplificaría el crecimiento potencial
y reduciría el paro estructural.
En EEUU, las prioridades son la regulación de los mercados
financieros o la eliminación de impuestos e incentivos que
distorsionan el impacto medioambiental del uso de combustibles
fósiles.
La OCDE calcula que la crisis ha supuesto una amputación del
potencial de crecimiento de los 31 países miembros de cerca del 3%
del PIB, además de un aumento del déficit público, que será de media
del 8% del PIB el año próximo.
Aunque los desequilibrios financieros internacionales (déficit
por cuenta corriente de muchos países desarrollados y superávit de
algunos emergentes), que habían llegado a representar el 5% del PIB
mundial en 2008, se habían reducido a la mitad al año siguiente, la
brecha está empezando a ampliarse de nuevo, con la notable excepción
de China. EFE