Pittsburgh (EE.UU.), 25 sep (EFE).- El G-20 concluyó hoy en
Pittsburgh su tercera cumbre de jefes de Estado y de Gobierno con el
firme compromiso de impulsar reformas que permitan "poner las bases
para un crecimiento vigoroso, sostenido y equilibrado para el siglo
XXI".
Este es un extracto de la declaración final que aprobaron los
mandatarios al término de la cumbre:
- Nos reunimos en medio de la transición crítica de la crisis a
la recuperación para dejar atrás una era de irresponsabilidad y
adoptar un conjunto de políticas, regulaciones y reformas que se
ajusten a las necesidades de la economía global del siglo XXI.
El proceso de reparación y recuperación todavía está incompleto.
No podemos descansar hasta que la economía global esté restablecida
con plena salud y las familias trabajadoras de todo el mundo puedan
encontrar trabajo.
Nos comprometemos hoy a mantener nuestra respuesta vigorosa hasta
que esté asegurada una recuperación duradera.
Actuaremos para asegurarnos de que cuando vuelva el crecimiento,
vuelvan también los empleos.
Evitaremos la retirada prematura de los estímulos. Al mismo
tiempo prepararemos nuestras estrategias de salida y, cuando sea
oportuno, retiraremos nuestros extraordinarios apoyos de manera
cooperada y coordinada, manteniendo nuestros compromisos de
responsabilidad fiscal.
Incluso mientras continúan los trabajos de recuperación, nos
comprometemos a adoptar las políticas necesarias para poner las
bases de un crecimiento vigoroso, sostenido y equilibrado para el
siglo XXI.
Reconocemos que tendremos que actuar enérgicamente para dejar
atrás el legado de la reciente severa crisis. Queremos crecimiento
sin ciclos extremos (booms y crash) y mercados que fomenten la
responsabilidad, no la temeridad.
Hoy hemos acordado:
- Adoptar un marco que ponga de manifiesto las políticas y la
manera en la que trabajaremos juntos para generar un crecimiento
global vigoroso, sostenible y equilibrado. Necesitamos una
recuperación duradera que genere los empleos que nuestros pueblos
necesitan.
Necesitamos (...) establecer unas pautas de crecimiento entre los
países que sean más sostenibles y equilibradas, y reducir nuestros
desequilibrios.
Nos comprometemos a evitar ciclos extremos de subidas y caídas de
precios de los activos y a adoptar políticas macroeconómicas acordes
con la estabilidad de precios, que promuevan una demanda global,
adecuada y equilibrada.
También daremos pasos decisivos hacia reformas estructurales que
promuevan la demanda privada y fortalezcan el crecimiento potencial
a largo plazo.
- Asegurarnos de que nuestro sistema regulador de bancos y otras
instituciones financieras limita los excesos que llevaron a la
crisis.
No permitiremos una vuelta al comportamiento habitual en el
sector bancario, allí donde la temeridad y la ausencia de
responsabilidad condujeron a la crisis.
Nos comprometemos a actuar de manera conjunta para incrementar
los niveles de capital (de las entidades), implementar exigentes
estándares internacionales de remuneración para poner fin a las
prácticas que auspiciaron un exceso de asunción de riesgos, mejorar
los mercados de derivados no oficiales (OTC) y crear herramientas de
gestión más potentes para responsabilizar a las grandes
instituciones financieras de los riesgos en los que incurren.
Los estándares de las grandes instituciones financieras
internacionales debieran ser proporcionales al coste que supondría
su quiebra. Para todas estas reformas nos hemos puesto unos
calendarios de actuación precisos y exigentes.
- Reformar la arquitectura global para atender las necesidades
del siglo XXI.
Después de esta crisis, los actores críticos deben de estar en la
mesa y completamente integrados en nuestras instituciones para
permitir que cooperemos para establecer unos cimientos que permitan
un crecimiento vigoroso, equilibrado y sostenible.
Designamos al G-20 como el foro principal de nuestra cooperación
económica internacional.
(En la pasada cumbre) Establecimos el Consejo de Estabilidad
Financiera para incluir las principales economías emergentes y dimos
la bienvenida a sus esfuerzos para coordinar y evaluar el progreso
en aras de fortalecer la regulación financiera.
Estamos comprometidos (en el Fondo Monetario Internacional) a
transferir como cuota a los mercados emergentes dinámicos y a países
en desarrollo al menos un 5 por ciento, empleando la fórmula de
asignación de cuotas actual como punto de partida con el que
trabajar.
- Llevar a cabo nuevos pasos que incrementen las vías de acceso a
alimentos, productos energéticos y finanzas a los más pobres en el
mundo, a la vez que pongan fin a flujos ilícitos. Un desarrollo
económico sostenible es esencial para reducir la pobreza.
- Racionalizar y finalizar en el medio plazo los ineficaces
subsidios sobre el consumo de combustibles fósiles, a la vez que se
proveen ayudas concretas a los más pobres.
Los ineficaces subsidios sobre el consumo de combustibles fósiles
promueven el derroche, reducen nuestra seguridad energética, impiden
la inversión en fuentes de energía más limpias y tiran abajo los
esfuerzos llevados a cabo para combatir el cambio climático.
- Mantener nuestra apertura exterior hacia un crecimiento
económico más sostenido y más verde.
Lucharemos contra el proteccionismo. Estamos comprometidos a
cerrar la Ronda de Doha exitosamente en 2010.
- Por último, hemos acordado reunirnos de nuevo en Canadá en
junio de 2010 y en Corea del Sur en noviembre de 2010.
A partir de esa fecha esperamos reunirnos anualmente y nos
encontraremos en Francia en 2011. EFE
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