Manuel Pérez Bella
Río de Janeiro, 1 sep (EFE).- La energía eólica se prepara para
destacarse entre las renovables con un "crecimiento exponencial" en
los próximos años en Brasil gracias a la abrupta rebaja de sus
precios, pero tendrá que competir sin más ayudas oficiales, dijeron
hoy expertos del sector.
En un plazo de tiempo exiguo, los aerogeneradores han pasado de
una presencia testimonial en el mercado brasileño, del que abastecen
apenas un 0,2%, a acaparar la última subasta realizada por el
Gobierno la semana pasada.
"En estos dos últimos años hemos discutido con el Gobierno el
esqueleto contractual que han hecho viable la contratación de casi
4.000 megavatios en este tiempo", dijo hoy el presidente de la
Asociación Brasileña de Energía Eólica (ABEEólica), Ricardo Simões,
en la conferencia "Brazil Windpower 2010".
Fruto de estas discusiones, el Gobierno ha implantado un sistema
de licitaciones, los bancos públicos -con el Banco Nacional de
Desarrollo Económico y Social (BNDES) a la cabeza- han abierto
líneas de financiación y se han creado mecanismos para aportar
estabilidad a las inversiones.
En este aspecto, se instauró un sistema flexible que le permite a
los parques eólicos cumplir sus metas de generación en un plazo de
cuatro años, según detalló hoy el director de la estatal Empresa de
Estudios Energéticos (EPE, en portugués), Mauricio Tolmasquim.
Esto contribuyó a estabilizar los ingresos de los parques eólicos
en las épocas sin viento y en consecuencia, a reducir los riesgos,
el costo de los créditos y el precio del megavatio, según el
funcionario.
Tolmasquim explicó que los precios han pasado en dos años de
cerca de 260 reales (unos 150 dólares) por megavatio a 134 reales
(76 dólares), lo que se consiguió a partir de la primera subasta
exclusiva de eólicas, celebrada el pasado noviembre.
Este precio equivale al de las pequeñas centrales hidroeléctricas
(PCH) y las térmicas de residuos de caña, consideradas hasta ahora
las más baratas de entre las alternativas.
No obstante, continúa duplicando el precio que ofrecen las
grandes hidroeléctricas, que son la base del sistema brasileño, con
cerca del 85% de la generación eléctrica.
La rebaja del precio de la energía eólica fue de tal magnitud que
los inversores decidieron competir con otras fuentes renovables en
la última semana, cuando obtuvieron un éxito sin precedentes.
Este resultado tal vez suponga el fin de las licitaciones
exclusivas, puesto que al Gobierno le interesa un ambiente más
competitivo que redunde en mejores precios para el consumidor.
Tolmasquim rechazó hoy fijar una agenda de subastas y, después de
elogiar la "competitividad" de la eólica, sugirió que el futuro de
esta energía es pelearse con el resto de renovables en las
licitaciones anuales.
Esta postura no agradó al director de la patronal ABEEólica, que
defendió las subastas exclusivas que, según él, son necesarias para
mantener la demanda, alimentar la industria y garantizar unos
"precios sostenibles".
"Necesitamos las subastas porque de aquí en adelante no vamos a
tener algunas condiciones que han influido en este certamen", afirmó
Simões con relación a la crisis en Europa, un factor que ha atraído
a las grandes empresas danesas, alemanas y españolas al país
suramericano.
Con o sin subastas, el potencial de generación eólica de Brasil
es muy atractivo y alcanza como mínimo los 143,5 gigavatios, aunque
esta cifra está "desfasada" y podría "duplicarse", en palabras de
Tolmasquim.
El funcionario aclaró que esa cifra se basa en mediciones de
vientos a 50 metros de altura y los actuales aerogeneradores miden
entre 100 y 120 metros.
El sector también ha rebasado con creces las expectativas del
Ejecutivo, puesto que para 2013 ya se han contratado 5.222
megavatios, lo que era una meta oficial para 2030.
A pesar de los buenos augurios, los inversores se quejan de las
dificultades de conexión de los parques eólicos con la red eléctrica
y de la falta de financiación privada .
"En Brasil el BNDES y el Banco do Nordeste han sido fundamentales
para crear líneas de financiación y aportar transparencia, pero se
necesita la entrada de la banca privada porque los públicos no
pueden costear el total de los proyectos", resumió el analista Tim
Stephure, de la compañía estadounidense Emerging Energy Research.
EFE