París, 8 jun (EFE).- El operador de mercados que hizo perder
4.900 millones de euros a Société Générale (SG) a comienzos de 2008
se sentó hoy en el banquillo del Tribunal Correccional de París para
responder de acusaciones de fraude y falsificación que atribuye al
funcionamiento de la sala de negociación del tercer banco francés.
Jérôme Kerviel, que tiene ahora 33 años, llegó al palacio de
justicia entre una nube de periodistas y acompañado de su abogado
Olivier Metzner, uno de los penalistas más reputados de Francia que
rápidamente sintetizó la posición de la defensa.
Kerviel -dijo Metzner a la prensa- "es un peón" dentro de "un
sistema", el de las salas de negociación del sistema financiero y en
concreto de SG.
Es lo mismo que ha repetido en diversas declaraciones en las
últimas semanas el acusado, que de ser declarado culpable podría ser
condenado a cinco años de cárcel por haber introducido datos de
forma fraudulenta en el sistema informático de la sala de mercados
del banco, y a una multa de 375.000 euros por abuso de confianza.
"El sistema no lo inventé yo", subrayó este hombre que empezó a
trabajar en SG en 2000 en el departamento de supervisión de las
operaciones bursátiles de la entidad y que dos años después
consiguió convertirse en 'broker'.
El banco francés, que concurre al juicio como acusación
particular, es el principal interesado en demostrar no sólo la
culpabilidad de Kerviel, sino que actuó en solitario, para acallar
las sospechas de que un fraude de esa magnitud no se podía haber
fraguado sin la connivencia de sus superiores.
Unas sospechas que se han sustentado sobre todo en que el antiguo
operador llegó a exponer en sus posiciones especulativas 50.000
millones de euros de SG, cuando el límite oficial autorizado para el
equipo en el que trabajaba Kerviel era de 125 millones.
La tesis de la entidad crediticia -que va a reclamar con carácter
simbólico una indemnización equivalente al dinero que perdió a causa
de su antiguo operador- implica que sus controles internos fallaron
hasta tal punto que uno solo de sus empleados pudo poner en peligro
la continuidad del banco, con las consiguientes dudas sobre la
confianza en SG.
Los hechos saltaron a la luz pública el 24 de enero de 2008
cuando el banco francés anunció haber sido objeto de un fraude
gigantesco de Kerviel, que sin embargo no obtenía con ello un
beneficio personal directo.
En las 17 audiencias previstas deben comparecer más de 40
testigos para ayudar a clarificar la responsabilidad de un hombre
que pasó un mes en prisión provisional y que desde que recuperó la
libertad ha estado trabajando en una empresa de servicios
informáticos con un sueldo de 2.300 euros al mes.
Kerviel ha reconocido que hizo muchas operaciones ficticias y que
falsificó correos electrónicos, pero que no era el único que
recurría a esas prácticas, que no sólo eran conocidas por sus
superiores, sino que las alentaban.
"Probablemente fui más lejos y por eso mi caída fue más dura",
analizó el inculpado, que insistió en que "los superiores te
alientan para ir en esa línea" y "te presionan para asumir cada vez
más riesgos".
Haciéndose eco de las suspicacias que generan los excesos del
sector financiero como causante de la crisis actual, Kerviel señaló
que junto a su caso "hay muchos abusos en las salas de negociación"
y que además "no se hace nada para que las cosas cambien".
También avanzó que confía en que durante el proceso se pueda
exponer cómo al menos otras 70 personas estaban al corriente de las
operaciones ficticias que hacía para camuflar que superaba todos los
límites reglamentarios en sus posiciones especulativas.
A modo de ejemplo, precisó que el dispositivo informático para no
superar una exposición superior a 125 millones de euros estaba
desactivado por sus superiores. EFE
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