Paloma Caballero
Pekín, 27 feb (EFE).- La promoción de la gastronomía española y
de la forma de comer jamón, desconocida en China, son necesarias
para impulsar un consumo que se limitó a 3 toneladas en 2009, según
están de acuerdo importadores, distribuidores y restauradores.
Sin embargo, la carne de cerdo, cuya importación se negoció en el
mismo protocolo que el jamón, registró una subida vertiginosa hasta
los 22,3 millones de dólares (40 millones de dólares con los
despojos), frente a los 196.895 dólares en 2008, destacan las cifras
oficiales chinas.
Importadores, distribuidores, restaurantes y minoristas que
comienzan a abrir tiendas "gourmet", como Jaime Barea (en la ciudad
de Tianjin, a 100 kilómetros de Pekín), coinciden en señalar las
dificultades que afrontan para introducir el jamón español, un
producto que ya llegó a un mercado donde es totalmente desconocido.
"Necesitamos el apoyo institucional para que China no obstaculice
los acuerdos, pero también el de los empresarios que, con la crisis
en España, desean vender fuera sus productos", dijo Barea a Efe.
Según el joven empresario, que intenta introducir en su tienda
decenas de productos españoles de alta gama, "la clase media
emergente china busca lo nuevo y de calidad. Necesitamos facilidades
de pago e inversión para dar a conocer los productos".
Daniel Martin, distribuidor de jamón y vino que afronta los
obstáculos de entrada al gigante chino, dijo a Efe que el esfuerzo
publicitario destinado al consumidor final es imprescindible.
"Por ejemplo, como sólo podemos importar piezas de jamón
deshuesado o loncheado, diseñamos un jamonero que lo sujete para
cortarlo a mano. Necesitamos que los exportadores se den cuenta de
la importancia de promocionar el consumo regalándolos con cuchillos
jamoneros a quien compre cierta cantidad", afirmó Martin.
Según el joven distribuidor, con oficina en Pekín, "necesitamos
además producto a fondo perdido, kilos para que los restaurantes
degusten el jamón y lo den a degustar. No hay otra forma de dar a
conocer su calidad suprema, desconocida entre el público chino".
"Aunque cada día exigen documentos nuevos que aseguren que no
traemos la gripe AH1N1 con la carne de cerdo, las cifras increíbles
logradas en año y medio prueban que China quiere comprarla. Es una
señal que debemos aprovechar", dijo a Efe Alberto Alonso, consejero
comercial de la Embajada de España en Pekín.
Cinco protocolos rigen las exportaciones agroalimentarias
españolas a China, y además del porcino los hay para pieles de
bovino y de vacuno, lana y pesca.
"Nos encontramos en un buen momento para negociar uno sobre aves,
carnes, despojos y productos derivados (patés entre otros)", añadió
el consejero comercial al señalar las cifras en aumento de las
exportaciones agroalimentarias españolas.
Pero, por el momento, los permisos de entrada son limitados a
cierto número de productos, y cuando suceden acontecimientos como la
próxima Expo de Shanghái, pueden surgir problemas si se desea la
presencia repentina de otros.
Por ejemplo, según dijo a Efe, Alonso intentó, sin conseguirlo,
una "vía rápida" para que China permita entrar en los seis meses de
la Expo aves, embutidos o arroz para muestras gastronómicas.
"Dejaron claro que no abrirán la mano y temo la burocracia
aduanera para liberar contenedores de productos no permitidos. Con
los permitidos, lo mejor para evitar retrasos sería que las
autonomías trajeran sus productos a través de las 11 empresas
autorizadas y los otros adquirirlos aquí", concluyó Alonso.
Restauradores en Pekín, como Carlos Chordi, con "Carmen", o Alex
Sánchez con "Niajo", se quejan de la falta de productos "auténticos"
para sus recetas, desde el arroz para la paella a las especies e
insisten en la carencia de campañas de promoción.
Mientras que el prosciutto italiano, fundamentalmente de Parma,
es estrella en las tiendas frecuentadas por extranjeros, la
principal presencia española son el aceite de oliva y las aceitunas.
"Los andaluces pusieron mucho dinero en promocionarlos", dicen
los chefs que desean las visitas de colegas prestigiosos para
mostrar la cocina española, el apoyo a restauradores, importadores y
distribuidores en China y también a quien desee dar el salto.
"A los empresarios españoles les asustan las dificultades de
China y muchos caen por falta de conocimiento sin dejarse asesorar",
dijo a Efe Jordi Vallés, chef español premiado en Pekín.
Según Sánchez, "el público chino reacciona muy bien a nuestra
cocina, pero sería maravilloso que la pudiéramos confeccionar con la
auténtica materia prima, ya que hacemos malabarismos para arrancar
sabores similares con productos extranjeros".
Todos coinciden en el gran potencial del mercado chino, y se
sienten parte del proyecto común de introducir cocina y productos
españoles. EFE
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