Pittsburgh (EE.UU.), 25 sep (EFE).- Los países del G-20, reunidos
hoy en Pittsburgh, decidieron convertirse en el arbitro que dirija
la economía internacional, lo que les dotará de más poder para
impulsar las reformas financieras necesarias para afrontar la
crisis.
En un comunicado, la Casa Blanca explica que esta decisión se
debe a los "cambios espectaculares que se están produciendo en la
economía mundial, y que no siempre se reflejan en la arquitectura
global para la cooperación económica".
"Pero esto ha empezado a cambiar hoy", añade el comunicado, al
explicar que "los líderes del G-20 han alcanzado un acuerdo
histórico para poner a este grupo en el centro de sus esfuerzos para
trabajar juntos en la construcción de una recuperación duradera y en
la eliminación de las debilidades que condujeron a esta crisis".
La decisión de poner al G-20 en el centro de las decisiones
económicas supone, de hecho, un cambio en la estructura económica
internacional, que hasta ahora tenía el grupo de los siete países
más ricos y Rusia, el llamado G-8, como el foro donde se tomaban
estas decisiones.
Pero la debacle financiera que apareció tras el hundimiento de
Lehman Brothers, hace un año, hizo necesario la instauración de un
nuevo foro en el que tuvieran voz los países emergentes, y el
elegido fue el G-20, un grupo que hasta entonces había pasado
desapercibido de la escena internacional.
Del G-20 forman parte naciones emergentes como China, India,
Brasil, México y Argentina.
Ahora, gracias al acuerdo alcanzado en la cumbre de Pittsburgh,
el G-20 se constituirá como el principal foro de cooperación
económica mundial.
"Esta decisión -explica la Casa Blanca - pone sobre la mesa la
necesidad de construir una economía mundial más fuerte, más
equilibrada, así como de reformar el sistema financiero y mejorar
las condiciones de vida de los más pobres".
En paralelo, el G-20 ha decidido reforzar otras instituciones
financieras internacionales, y entre ellas el Consejo de Estabilidad
Financiera, que en abril ya se decidió que incluyera a todos los
países del G-20, lo que ahora ocurrirá también con el Foro Mundial
de Transparencia e Intercambio de Información.
Este foro mundial es un órgano vinculado a la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Economico (OCDE) que trabaja para la
transparencia y cooperación en materia fiscal.
El Consejo de Estabilidad Financiera, por su parte, se convertirá
en la herramienta central del G-20 para impulsar reformas del
sistema financiero mundial.
La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de Pittsburgh arrancó
ayer con una cena de trabajo, y concluirá hoy con la difusión de un
comunicado con los acuerdos a los que ha llegado el G-20.
Entre otros puntos incluidos en el borrador de declaración,
figura la necesidad de exigir una mayor capitalización de la banca,
vincular los salarios de los directivos de los bancos a objetivos a
largo plazo y poner en marcha medidas que permitan desarrollar un
crecimiento sostenible y equilibrado.
Además, se quiere reformar el sistema de voto del Fondo Monetario
Internacional (FMI) para dar más peso a los países emergentes. EFE