Barcelona, 18 oct (EFE).- La empresa de ingeniería catalana Fipsa
ha desarrollado un motor de aviación de última generación, menos
ruidoso y contaminante y más eficiente, y busca ahora uno o varios
socios industriales que aporten el capital necesario para fabricar
el reactor en Cataluña.
Pese a tratarse de un proceso largo -se calcula que la producción
no empezaría, como mínimo, hasta 2016- y costoso -unos 800 millones
de euros-, los responsables de Fipsa confían en que el interés que
el reactor ha despertado entre las grandes empresas del sector
permita materializar el proyecto, denominado Freenox.
El "padre" de este propulsor es el ingeniero aeronáutico y ex
piloto de las fuerzas aéreas chilenas Christian Herzer, quien, junto
a José Antonio Jaldo, actual director de Fipsa, y José Becerril
empezó a trabajar hace cinco años en el diseño de un motor que
cumpliera con la nueva normativa europea, que obliga a que en 2020
todas las aeronaves reduzcan sus emisiones contaminantes.
Según ha explicado a Efe Herzer, los motores Freenox son capaces
de reducir el consumo de combustible de un avión en un 30%, el ruido
en un 50% y las emisiones contaminantes en un 80%, a la vez que
permite eliminar por completo la contaminación en las maniobras de
los aeronaves en tierra.
El ingeniero afirma que el nuevo propulsor no es sólo una
variante o una modificación de los motores existentes, como se ha
venido realizando hasta ahora, sino que ha sido "rediseñado desde el
principio", dando lugar a un modelo totalmente novedoso y
revolucionario.
El proyecto, añade, cuenta con el aval de la Asociación
Internacional del Transporte Aéreo (IATA), que lo ha considerado
como uno de los mejores proyectos de innovación aeronáutica en
desarrollo y lo ha incluido en su guía tecnológica con una alta
puntuación.
Con el espaldarazo que supone contar con el crédito de la IATA,
los socios de Fipsa, que tiene su sede en Sant Cugat del Vallès
(Barcelona), han centrado ahora todos sus esfuerzos en conseguir uno
o varios socios industriales que aporten el capital que haga posible
que el proyecto pase del papel a la realidad.
Aseguran los responsables de Fipsa que varias empresas asiáticas,
británicas y estadounidenses, entre otras, se han interesado por el
proyecto Freenox, que se encuentra aún en una fase muy inicial, la
del diseño conceptual, que ha requerido de una inversión de tres
millones de euros que han aportado los tres socios de la firma.
Queda ahora la parte del proyecto más costosa, como es la
fabricación de una maqueta no funcional, de un simulador tecnológico
y de un prototipo para realizar pruebas en vuelo.
Si la búsqueda de capital e inversiones privadas resulta
satisfactoria, se calcula que en el año 2016 podrían estar
disponibles los primeros motores para pruebas y que en 2018 la
familia de reactores Freenox podría estar en el mercado.
José Becerril, que es ingeniero informático y responsable de
Marketing y Comunicación de Fipsa, señala que la voluntad de la
firma es asociarse con empresas que estén dispuestas a que el nuevo
motor se fabrique en Cataluña, creando de esta manera una potente
industria aeronáutica en la comunidad.
"Hay grandes empresas que se quieren llevar el proyecto a su
país, pero la idea es nuestra y, siempre que sea posible, queremos
que se haga aquí", indica Becerril, que asevera que instalar una
planta de ensamblaje en Cataluña generaría 2.000 puestos de trabajo.
El proyecto de Fipsa cuenta con el apoyo de la asociación
Barcelona Aeronáutica y del Espacio (BAIE) y de la Generalitat, que
siempre ha manifestado su deseo de que Cataluña cuente con una
planta de ensamblaje aeronáutico, tal y como disponen otras
comunidades autónomas, como Castilla-La Mancha.
Fipsa, que nació como una pequeña sociedad de tres ejecutivos,
cuenta actualmente con un equipo de ocho personas y tiene previsto
trasladar en los próximos meses su sede social desde Sant Cugat del
Vallès al Parque Aeronáutico de Viladecans (Barcelona). EFE.-