Washington, 16 sep (EFE).- El Índice de Precios al Consumo (IPC)
estadounidense cayó un 1,5 por ciento en el último año, pese a la
ligera subida del 0,4 por ciento registrada en agosto, informó hoy
el Departamento de Trabajo.
El dato de agosto superó en una décima las expectativas de los
analistas, que esperaban un repunte del 0,3 por ciento.
La inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles de
la alimentación y la energía, fue del 0,1 por ciento en agosto, en
línea con las previsiones del consenso del mercado.
La inflación interanual negativa obedece a la caída en los
precios de la energía, que pese a haber aumentado un 4,6 por ciento
en agosto frente al mes de julio, han experimentado una caída del 23
por ciento en los últimos 12 meses.
Los precios de la gasolina aumentaron un 9,1 por ciento el último
mes, pero aun así han caído un 30 por ciento en el último año.
Ese repunte mensual de la energía hizo que el índice de precios
de productor (IPP) de Estados Unidos, que se dio a conocer el
martes, subiese un 1,7 por ciento en agosto, mucho más que lo
previsto por los expertos.
El indicador mide el nivel de precios que pagan los productores a
sus abastecedores antes de poner sus bienes a la venta, por lo que
da una señal por adelantado de la inflación futura en los precios al
consumo.
El Gobierno informó hoy que los precios de los alimentos subieron
un 0,1 por ciento en agosto, la primera subida desde el mes de
enero.
Los datos publicados hoy confirman que la debilidad económica ha
logrado aplacar las tensiones inflacionarias en la economía y que
los temores de los analistas a que los paquetes de estímulo del
Gobierno aumentaran los precios no se han confirmado.
El menor gasto de los consumidores estadounidenses, que se han
visto obligados a apretarse el cinturón ante la peor recesión desde
los años 30, ha impedido que productores y cadenas de venta al por
menor aumenten los precios.
En julio, el Gobierno anunció que los precios al consumo habían
caído un 2,1 por ciento en los doce meses hasta julio, la mayor
disminución interanual desde 1950.
Aun así, comienzan a acumularse las señales de recuperación
económica, lo que podría llevar a los consumidores a volver a
gastar.
Así, el Departamento de Comercio informó el martes que las ventas
al por menor aumentaron un 2,7 por ciento en agosto, el mayor
incremento en más de tres años.
Y el presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, dijo
ayer que EE.UU. probablemente ha superado ya la recesión, aunque
precisó que resulta improbable que la economía crezca lo
suficientemente rápido como para reducir la tasa de desempleo en el
corto plazo.
El desempleo está en la actualidad en el 9,7 por ciento y la
mayoría de los analistas esperan que la cifra suba por encima del 10
por ciento el próximo año.
"Todavía va a parecer una economía muy débil durante algún
tiempo", afirmó Bernanke.
Hoy también se conoció que el déficit por cuenta corriente de
EE.UU. cayó un 5,4 por ciento en el segundo trimestre frente a los
tres primeros meses del año, hasta los 98.800 millones de dólares.
El déficit por cuenta corriente es el barómetro más amplio de la
balanza comercial, al incluir no solo el intercambio de bienes y
servicios, sino también los flujos de inversión entre países.
La cifra alcanzada entre abril y junio representa un 2,8 por
ciento del Producto Interior Bruto (PIB) estadounidense, el
porcentaje más bajo desde el primer trimestre de 1991.
El consenso de analistas había pronosticado que el déficit
corriente quedaría situado en los 92.000 millones de dólares, frente
a la cifra revisada de 104.500 millones de dólares que se alcanzó en
los tres primeros meses del año.
La caída registrada entre abril y junio obedece a la menor
demanda de bienes importados. EFE