Gustavo Monge
Bratislava, 15 sep (EFE).- Eslovaquia volvió a criticar hoy la
ayuda financiera concedida a Grecia, tras completarse ayer la
transferencia de 9.000 millones de euros del segundo tramo concedido
por la eurozona y el FMI, a cambio de que Atenas aplique un
draconiano plan de ahorro.
"La ayuda financiera a Grecia es un error", señaló hoy a Efe en
una entrevista el ministro de Asuntos Exteriores eslovaco, Mikulas
Dzurinda, cuyo país es el único socio de la moneda única europea que
desestimó conceder un préstamo bilateral de 800 millones de euros a
Grecia.
Aunque el anterior Gobierno entre socialdemócratas y
nacionalistas decidió respaldar el rescate de su socio europeo,
Dzurinda defendió con firmeza la posición contraria adoptada por el
actual Ejecutivo conservador.
"Estoy seguro de que existían alternativas. La principal cuestión
en este sentido es quién gana con la ayuda a Grecia", añadió el jefe
de la diplomacia eslovaca, para quien "los beneficiarios son los
bancos comerciales".
Y luego matizó: "¿A quién ayudamos con la ayuda financiera, a los
políticos responsables o irresponsables?. Es un error, sobre todo, a
largo plazo, porque (esa ayuda) sostiene a políticos que dejaron que
la deuda subiera del 25 por ciento del PIB en 1980 hasta el 150 por
ciento. Es tan fácil ser populista, acrecentar la deuda y comprar
votos".
El ministro conservador no cree que, por la postura de Bratislava
en el caso griego, la Unión Europea (UE) tome medidas de castigo
contra su país, ya que "no infringimos ningún acuerdo".
En cuanto al euro, Dzurinda reconoció que esta pequeña nación,
bajo férula comunista hasta 1989 dentro de Checoslovaquia, y que ha
sido recientemente considerada como el tigre económico de Europa del
Este, debe utilizar las ventajas de la moneda comunitaria.
"La adopción del euro nos ofrece oportunidades de crecimiento más
rápido y de acercarse a los prósperos países democráticos", apuntó
el conservador, que desde su fundación hace una década, sigue
presidiendo la Unión Democristiana Eslovaca (SDKU).
Sin embargo, considera un desafío seguir atrayendo inversión
internacional, para lo que ve necesario superar "la menor
competitividad, el aumento de la corrupción, y sobre todo el
despilfarro de los recursos públicos, y el clima de crispación"
existente en la política interna eslovaca.
Dzurinda abogó asimismo por un estrechamiento de las relaciones
económicas con España.
Aunque la situación económica en el país mediterráneo "no es la
mejor, el mercado español es interesante para nuestros empresarios,
y espero que los españoles detecten que el clima empresarial
eslovaco es para ellos atractivo".
Sobre las delicadas relaciones diplomáticas entre Eslovaquia y
Hungría, que entraron a formar parte de la UE en 2004, y que se han
deteriorado aún más con la entrada en vigor de la ley de doble
ciudadanía impulsada por el Gobierno nacionalista de Viktor Órban,
Dzurinda se mostró conciliador.
Eslovaquia tiene una minoría magiar que equivale al 10 por ciento
de la población, cuando históricamente el pueblo eslovaco fue
sometido, tanto en la esfera lingüística como administrativa, por
Budapest, logrando zafarse de esa situación tras la Primera Guerra
Mundial.
Recordó que -durante su primer mandato como primer ministro en
1998- tendió puentes, no sólo simbólicamente, sino reconstruyendo un
paso que cruzaba el río Danubio, uniendo Sturovo y Esthergom, y que
permanecía dañado desde la Segunda Guerra Mundial.
Ahora Dzurinda aseguró que "construiremos cuanto antes una unión
por autopista entre Mickolce y Kosice", al este del país, "así como
otras infraestructuras, proyectos en el área de la educación y la
ciencia, y grupos de jóvenes historiadores".
El ministro reconoció que "en ambos lados, en estos últimos
tiempos, hemos retorcido la historia sólo en beneficio de los
intereses políticos". EFE