Teresa Bouza
Washington, 26 ene (EFE).- La Reserva Federal de Estados Unidos
(Fed) inició hoy una reunión de dos días que se espera concluya sin
cambios en su política monetaria y que coincide con un acalorado
debate sobre la continuidad de Ben Bernanke al frente de la
institución.
Para que Bernanke siga en el cargo, se requiere que el Senado lo
confirme para un segundo mandato de cuatro años como presidente del
banco central, algo que en un principio se creyó no originaría
problemas.
Y es que, pese a haber sido nombrado por el anterior presidente
de EE.UU., el republicano George W. Bush, Bernanke ha ganado el
apoyo del actual inquilino demócrata de la Casa Blanca, Barack
Obama, quien ha alabado su gestión y propuso el pasado agosto
prolongar su mandato.
Esa aparente capacidad para cruzar las líneas partidistas llevó a
creer que su proceso de confirmación sería un simple trámite
administrativo del que el economista de 57 años emergería triunfal.
La realidad ha resultado distinta, aunque la Casa Blanca insiste
en que Bernanke logrará los 60 votos necesarios en el Senado, de un
total de 100, para continuar al frente de la Reserva Federal (Fed)
durante la audiencia de confirmación prevista para finales de esta
semana.
A la espera de que se materialice ese desenlace, continúa abierto
el debate sobre el papel desempeñado por Bernanke durante los
últimos años, algo que podría erosionar su liderazgo, hasta ahora
raramente cuestionado.
Las críticas llegan desde ambos bandos del espectro político.
Así, el senador republicano John McCain adelantó ayer que votará
en contra de Bernanke por considerar que el responsable de la Fed
debe de asumir responsabilidad "por muchas de las decisiones" que
contribuyeron a la debacle financiera en el país.
Más contundente ha sido el senador independiente Bernie Sanders,
quien ha capitaneado la campaña en contra del jefe de la Reserva
Federal.
"Nadie puede negar que, como presidente de la Fed, Bernanke se
durmió en los laureles mientras Wall Street se convirtió en el mayor
casino de la historia y se precipitó en la insolvencia", escribió
Sanders en una carta a los demócratas.
Además, influyentes grupos activistas como Moveon.org, próximo a
las bases demócratas que auparon a Obama al poder, se niegan también
a prolongar el mandato de Bernanke al aducir, entre otras cosas, la
deficiente regulación hipotecaria antes del estallido de la crisis.
Asimismo, según la organización, el responsable del banco central
estadounidense "ha ignorado completamente su responsabilidad para
ayudar a luchar contra un desempleo masivo".
Sus partidarios, encabezados por el propio Obama, consideran, por
el contrario, que Bernanke ha hecho un trabajo "excelente" a la hora
de estabilizar una economía al borde del abismo.
"Lo que necesitamos es alguien en la Reserva Federal que pueda
garantizar que continúa el progreso que hemos logrado para
estabilizar la economía, y creo que Bernanke es la persona más
adecuada para ese puesto", dijo ayer el presidente estadounidense.
Por su parte Richard Durbin, uno de los líderes demócratas en el
Senado, reconoció ayer, tras reunirse con Bernanke, que se
cometieron errores antes de que el país se adentrara en la recesión.
Aun así, Durbin subrayó que el culpar de todo a Bernanke es
pasarse de la raya.
No falta tampoco quien crea, que tras este debate se oculta una
calibrada estrategia política en un año como el actual, en el que
muchos senadores, incluido el propio McCain, se presentan a la
reelección en las elecciones legislativas de noviembre.
En esa línea apunta el presidente del banco de la Reserva Federal
de Dallas, Richard Fisher, quien asegura, en un artículo de opinión
publicado hoy en el diario The Wall Street Journal, que el Congreso
está "politizando a la Fed", algo que en su opinión amenaza a la
economía del país.
Con esa controversia como telón de fondo, no es de extrañar que
la reunión que arrancó hoy sin expectativas de cambios en la
política de tipos de interés próximos a cero haya pasado a un
segundísimo plano. EFE