Belgrado, 10 feb (EFE).- La economía de Serbia pasa por un
momento difícil por la crisis mundial, la disciplina presupuestaria
impuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI), amenazas de
huelgas de los trabajadores y la depreciación de su moneda nacional,
el dinar.
Este el panorama que se encuentra una delegación del FMI que
llegó ayer a Belgrado para negociar en las dos próximas semanas las
medidas de ahorro necesarias que deberá aplicar el país balcánico
para tener acceso a créditos de esa institución y poder enviar una
señal positiva a los inversores extranjeros.
Serbia se ha comprometido con el FMI a cumplir reformas
estructurales para reducir el abultado gasto de la administración
pública y el excesivo número de funcionarios, pero no ha sido lo
suficiente rápido para dar pasos en ese sentido.
Además, debe mantener congelados los sueldos en el sector público
y las pensiones en 2010, lo que debería suponer un gran ahorro en el
presupuesto, cuyo déficit no debería superar el 4 por ciento del
PIB.
El FMI advirtió de que el Gobierno ha destinado 120 millones de
euros más de lo acordado para sueldos de los empleados en la
administración.
Serbia pactó en mayo del año pasado con el FMI un crédito de casi
3.000 millones de euros por dos años para mantener la estabilidad
macroeconómica y financiera del país, pero su concesión está
supeditada al éxito de las medidas aplicadas.
El analista económico Vladimir Gligorov asegura que Serbia no
podrá cumplir los planes acordados con el FMI porque no son reales,
entre otras razones, por la depreciación del dinar.
Gligorov advierte, además, de que si prosigue la escasez de
inversiones extranjeras, será necesario no sólo mantener el actual
acuerdo con el FMI sino "también pensar en otro nuevo para volver a
reforzar las reservas y preservar la estabilidad macroeconómica del
país".
"La situación es en realidad mucho peor de lo que se dice, y las
protestas sociales aumentarán si las cosas prosiguen así", según
Gligorov.
En enero pasado, los trabajadores recurrieron a amenazas de
huelga y bloqueos de carreteras para reivindicar aumentos
salariales, la mayoría de ellos en el sector público.
El dinar se ha depreciado considerablemente frente al euro y
otras monedas fuertes desde febrero pasado, una tendencia que si
sigue causaría serios problemas a la economía nacional al
encarecerse las importaciones y al carecer de exportaciones
importantes. EFE