Washington, 4 dic (EFE).- El FMI dijo hoy que las acciones contra
el cambio climático no descarrilarán la recuperación económica y
pidió a los gobiernos que resistan la presión empresarial y graven a
los contaminadores, como única forma de detener el calentamiento.
"No creemos que la recuperación se ponga en peligro por el
compromiso de subir el precio de las emisiones de carbono", dijo en
una rueda de prensa Michael Keen, director adjunto del departamento
de Asuntos Fiscales del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La entidad divulgó hoy un estudio al respecto en vísperas de la
cumbre sobre cambio climático de Copenhague, que reunirá a expertos
y funcionarios de todo el mundo desde la próxima semana, incluido el
presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
La recesión mundial bajará las emisiones un 2,5 por ciento este
año, según la Agencia Internacional de la Energía, pero el FMI
alertó de que incluso si la economía continúa renqueante por largo
tiempo el efecto de la menor actividad en el volumen de gases
nocivos en la atmósfera es pequeño.
Lo que el mundo necesita para contener el calentamiento global es
hacer que quienes contaminan paguen por el impacto negativo que esto
tiene en el planeta, según el Fondo.
El estudio no pide la imposición inmediata de altos gravámenes
-mediante un impuesto directo o un mercado de permisos de carbono-,
porque eso sí podría ser un golpe a la economía.
El FMI quiere, en cambio, que los gobiernos se comprometan ahora
mismo a subir gradualmente el costo de la contaminación de forma
"más ambiciosa" que lo anunciado hasta el momento, de manera que las
empresas y consumidores tengan tiempo para adaptarse al cambio.
El mayor obstáculo hacia una acción enérgica contra el
calentamiento global son ciertos grupos de presión empresariales,
especialmente del carbón y otros sectores que contaminan mucho.
El Fondo pide a los gobiernos no ceder a sus presiones y
especialmente no darles gratis permisos para contaminar.
Esa medida no ayudará a los consumidores, argumenta la entidad,
porque en un entorno en el que las emisiones son más caras, las
empresas que reciban los permisos tendrán un incentivo para subir
los precios, incluso si no tienen que pagar nada por contaminar.
En cambio, para los gobiernos la lucha contra el cambio climático
puede significar una nueva fuente de ingresos en el momento en el
que más los necesitan, por la escalada de los déficit con la crisis.
El estudio estima que un proyecto de ley que estudia actualmente
el Congreso de Estados Unidos para crear un mercado de carbono en
ese país generaría unos 870.000 millones de dólares para el erario
entre 2011 y 2019.
En una entrada publicada hoy en el blog del FMI, Carlo
Cottarelli, director del departamento de Asuntos Fiscales, afirma
que una tasa de 60 dólares por tonelada de dióxido de carbono
liberada en la atmósfera significaría un incremento de 8 dólares en
el precio del barril del petróleo, algo "apenas perceptible en
relación a los movimientos a los que nos hemos acostumbrado".
Esa cifra es algo superior al precio actual de las emisiones en
el mercado de carbono europeo y sería "un valor bastante realista
para comenzar en Estados Unidos", según Cottarelli.
Al contrario que las recientes subidas y bajadas del petróleo, la
tasa sería permanente y debería aplicarse con el tiempo a las
emisiones por la quema de carbón, por la deforestación y las
asociadas con la agricultura, a su juicio.
Benjamin Jones, uno de los autores del estudio del Fondo, dijo
que los grandes países emergentes también deben gravar las
emisiones.
Otra contribución necesaria del mundo en desarrollo para detener
el cambio climático, en opinión del Fondo, es eliminar los subsidios
a los carburantes, que existen principalmente en países productores
de energía, como Arabia Saudí, Venezuela y Ecuador.
"En esta área la política climática y la fiscal van en el mismo
sentido. Esos subsidios son caros y a menudo no están bien
dirigidos" a los pobres, dijo Keen, el otro autor del estudio. EFE