César Muñoz Acebes
Washington, 2 feb (EFE).- El Gobierno de Estados Unidos instó hoy
al Congreso a aprobar su propuesta de restringir las actividades
especulativas de la banca y de aplicarle una tasa para recuperar el
dinero usado en el rescate financiero.
La Casa Blanca ha endurecido su discurso crítico con los grandes
bancos, mientras estos intentan convencer a los legisladores entre
bambalinas de que suavicen los límites que el Ejecutivo pretende
imponerles.
La tensión entre ambos extremos se puso de manifiesto en dos
audiencias hoy en el Senado, en las que comparecieron por separado
el ex jefe de la Reserva Federal (Fed) de EE.UU. y asesor
presidencial Paul Volcker y el secretario del Tesoro, Timothy
Geithner.
Volcker pidió a los legisladores que respalden su propuesta de
prohibir que los bancos apuesten en la bolsa con su propio dinero, y
que operen fondos de alto riesgo ("hedge funds") y sociedades de
capital riesgo ("private equity funds").
Él había promovido la idea durante meses, pero no formó parte del
plan de reforma financiera de la Casa Blanca hasta hace una semanas,
cuando el presidente, Barack Obama, le dio su apoyo, para sorpresa
de los mercados, que cayeron en todo el mundo como consecuencia.
La banca tradicional se beneficia del fondo público de garantía
de depósitos y del acceso a los préstamos de la Reserva Federal, que
forman una "red de seguridad" que asegura unos servicios clave para
el funcionamiento de la economía, explicó Volcker en la audiencia.
Pero los grandes bancos también realizan transacciones de alto
riesgo con su propio dinero, con la suposición de que, si las
apuestas le salen muy mal, podrán acudir al Gobierno.
Con la llamada "regla Volcker", el ex jefe de la Fed quiere
separar ambos ámbitos de operación.
Hoy dijo que las transacciones de riesgo "deberían llevarse a
cabo por sí solas, sin los subsidios implícitos del apoyo público" a
los bancos, los cuales deberían limitarse a gestionar los recursos
de sus clientes.
No tomar medidas para limitar la especulación llevará a otra
crisis, presagió.
"Puede que yo no viva para verla, pero mi alma volverá para
perseguirles", les dijo a los legisladores el que fuera jefe de la
Reserva Federal en la década de 1980, quien tiene 83 años.
Volcker enfatizó que las actividades especulativas de la banca
también presentan un conflicto de intereses, pues los bancos están
tentados a favorecer sus propias inversiones por delante de las de
sus clientes.
Señaló que la medida que propone sólo afectará a unos cuatro o
cinco bancos estadounidenses y a una docena en todo el mundo. Aunque
no dio nombres, la lista previsiblemente incluye a Goldman Sachs,
Morgan Stanley, J.P. Morgan, Bank of America y Citigroup.
Por su parte, el republicano de mayor rango del Comité, Richard
Shelby, se quejó de que la administración ha presentado la idea "por
sorpresa" al Congreso.
Más ácidas fueron las críticas con las que se topó Geithner en su
propia comparecencia.
El secretario anunció que el Gobierno podría alargar la nueva
tasa que pretende imponer a los grandes bancos por más de los 10
años de los que había hablado anteriormente.
"La tasa puede y será extendida hasta que cada dólar de ayuda de
los contribuyentes al sistema financiero sea amortizado y el costo
del rescate para los contribuyentes sea nulo", afirmó.
El Ejecutivo estima que el impuesto le rendiría 90.000 millones
de dólares durante una década y en la audiencia Geithner dijo que el
costo actual del programa de rescate ronda los 100.000 millones de
dólares.
El senador republicano John Kyl se quejó en la audiencia de que
algunos de los bancos que tendrán que abonar el nuevo impuesto no
recibieron ayuda pública y que en cambio empresas como la automotriz
General Motors y la aseguradora AIG, que sí la aceptaron y aún no la
han devuelto, no deberán pagarlo.
Geithner replicó que toda la banca se benefició de las garantías
públicas y que la tasa es una forma de recuperar el dinero gastado.
Los bancos alegan que los límites que el Gobierno pretende
imponer en sus operaciones y la nueva tasa reducirán sus beneficios
en un momento en el que se necesita más que nunca su capacidad para
extender créditos.
Geithner sugirió que hagan una reducción "modesta" de las
bonificaciones multimillonarias que pagan a sus ejecutivos para
absorber el nuevo costo. EFE