Julián Rodríguez
México, 9 dic (EFE).- Agustín Carstens, propuesto hoy por el
presidente de México, Felipe Calderón, como nuevo gobernador del
Banco de México, ha sido el principal operador de la política
económica en los últimos tres años, en los que ha afrontado crisis
energética, alimentaria, financiera y finalmente la recesión.
Desde su nombramiento al frente del Ministerio de Hacienda, al
inicio del gobierno de Calderón, Carstens contó con el respaldo de
los mercados financieros.
Tercer hombre en la jerarquía del Fondo Monetario Internacional
(FMI), era visto como la mejor garantía para mantener la disciplina
de las finanzas públicas.
Carstens, de 51 años, ha logrado sacar adelante la mayoría de las
propuestas presupuestarias de estos tres años y en particular logró
acuerdos para avanzar en diversas reformas, entre ellas la
tributaria, las reformas a los sistemas de pensiones de los
trabajadores del Estado y del Sindicato del Seguro Social.
Entre las dificultades que ha enfrentado están los embates de las
crisis energética, la alimentaria, la financiera, (e incluso la
epidemia de gripe AH1n1) y finalmente la recesión mundial que derivó
en una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de México en un
proyectado 7 por ciento para este 2009.
Al tomar posesión del cargo en 2006, el ministro de Hacienda
destacó que como responsable de la política económica su misión era
mantener la estabilidad de la economía, fortalecer las finanzas
públicas, controlar la inflación y conservar el equilibro en la
balanza de pagos.
El objetivo de esta política era impulsar el dinamismo de la
economía, generar empleos y reducir la pobreza.
No obstante, las crisis que cayeron sobre México, y
fundamentalmente la recesión mundial, impidieron que Carstens
lograra cumplir las metas en estos tres años.
Las exportaciones se desplomaron en un 30 por ciento, el
desempleo superó el 6% de la Población Económicamente Activa en los
momentos más agudos de la crisis y se vino abajo la recaudación
tributaria, en particular los ingresos petroleros, que cayeron en un
24% en este año, lo que obligó a Carstens a aplicar un recorte al
gasto presupuestario por unos 85.000 millones de pesos (unos 6.740
millones de dólares).
La mayor parte de las críticas que le han llovido se deben a sus
frases desafortunadas o de exceso optimismo que fueron rebasadas por
la realidad como cuando calificó la crisis como "un catarrito" para
rectificar posteriormente y denominarla "tsunami".
Uno de sus mayores éxitos fue la contratación de un seguro de
cobertura de los precios de petróleo en noviembre de 2008, que salvó
a las finanzas públicas de una debacle en ese año.
Carstens, licenciado en Economía en el Instituto Tecnológico
Autónomo de México (ITAM) y poseedor de una maestría y un doctorado
de la Universidad de Chicago, tuvo una carrera ascendente en el
Gobierno mexicano y en el FMI.
Ocupó varios altos puestos en el Banco de México como director de
investigación económica y jefe de gabinete del Gobernador de esa
institución.
En 1999 se desempeñó como director ejecutivo del FMI y en 2000
fue designado subsecretario de Hacienda, y tres años más tarde fue
subdirector gerente del FMI, desde donde salió para asumir el
ministerio de Hacienda en diciembre de 2006.
Carstens ha publicado numeroso escritos en publicaciones de
organismos internacionales y nacionales entre estos el FMI, la OCDE,
el Banco Mundial, y en medios como Columbia Journal of World
Business, American Economic Review, Journal of Asian Economics,
Journal of International Finance, Cuadernos Económicos del ICE
(España) y Gaceta de Economía del ITAM (México).
El Senado mexicano deberá ahora aprobar el nombramiento de
Carstens como gobernador del Banco de México, propuesto por
Calderón, quien nombró al actual secretario de Desarrollo Social,
Ernesto Cordero, ministro de Hacienda. EFE