Washington, 21 ene (EFE).- El presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, anunció hoy nuevas restricciones al tamaño y las
actividades de los bancos, un movimiento dirigido a reducir los
riesgos en que incurren estas entidades y que provocó de inmediato
caídas en Wall Street.
Con el argumento de que la banca casi provoca el colapso de la
economía al asumir "riesgos enormes y temerarios en la búsqueda de
beneficios", el mandatario enumeró una serie de limitaciones que
quiere imponer a las entidades financieras para evitar que repitan
sus errores y proteger así a los consumidores.
La Casa Blanca quiere que los bancos comerciales que captan
ahorro de los clientes para invertirlo en los mercados, no jueguen a
su vez con su propio dinero, lo que se denomina "invertir por cuenta
propia" o "propietary trading".
Igualmente, impondrá un límite al tamaño de la banca. Desde el
año 1994, los bancos tienen establecido un límite en el tamaño de su
cartera de depósitos, que no puede suponer más del 10 por ciento del
total de ahorro que está protegido por el Fondo de Garantía de
Depósitos.
Ahora, el Gobierno de Obama quiere endurecer esta medida
incluyendo otros depósitos que antes no estaban protegidos, así como
otros activos de los clientes, de los que no se dieron detalles.
Otra de las nuevas medidas es la prohibición de que los bancos
comerciales puedan poseer, invertir o asesorar a los fondos de
inversión de alto riesgo (hedge funds) o los fondos de capital
riesgo (private-equity firms), que invierten en empresas emergentes
o con problemas, para salir de su capital poco después.
Estas medidas suponen un grave problema para los bancos que hace
unos años decidieron convertirse en "supermercados financieros" y
abarcar toda la gama de servicios posibles, desde la captación de
ahorro, hasta la intermediación en bolsa o el asesoramiento a
grandes corporaciones.
Estas actividades supusieron en muchos casos un conflicto, pues
los bancos invertían el dinero propio o el de los clientes en
empresas en las que podían tener intereses.
Aunque se estableció la creación de las llamadas "murallas
chinas", para evitar el contacto entre los distintos departamentos,
las entidades acabaron asumiendo riesgos excesivos, lo que sirvió de
germen para la crisis.
La nueva iniciativa afectaría a algunos de los principales bancos
estadounidenses, como Bank of America o Goldman Sachs.
Al anunciar hoy la medida, el presidente estadounidense afirmó
que "aunque el sistema financiero es hoy mucho más sólido que hace
un año, sigue funcionando con las mismas reglas que permitieron
ponerlo al borde del derrumbamiento".
"Mi determinación a reformar el sistema se ve reforzada cuando
veo (...) beneficios récord en algunas de las mismas firmas que
aseguran que no pueden prestar más dinero a las pequeñas empresas o
mantener bajos los intereses de las tarjetas de crédito", destacó el
gobernante estadounidense.
Según declaró, "es exactamente este tipo de irresponsabilidad el
que deja claro que la reforma es necesaria".
"Si (los bancos) quieren pelear, es una pelea que estoy dispuesto
a afrontar", subrayó Obama.
El anuncio del presidente causó una inmediata caída en la Bolsa
de Nueva York, cuyo índice Dow Jones de Industriales cerró con
pérdidas del 2,01 por ciento.
La Casa Blanca defendió la medida al indicar que es necesaria
para crear confianza en el sistema financiero y, a la larga, acabará
beneficiando a los propios bancos que la critican.
"Esto contribuirá a la solidez del sistema financiero y de la
economía", dijo el asesor financiero de la Casa Blanca Austan
Goolsbee, quien agregó: "A largo plazo debemos llegar a un punto en
el que la gente pueda fiarse del mercado de capitales y del sistema
financiero, o de otro modo nos abocaremos al fracaso, como ya vimos
en esta crisis".
Gran parte del sector ya ha devuelto a la Administración lo que
le debía por el rescate público sin precedentes acometido a raíz la
crisis y ha logrado que ésta saliera de su accionariado.
Así, 2010 puede llegar a ser el primer año de una nueva etapa de
la banca estadounidense, liberada por fin de los efectos más
inmediatos de la crisis crediticia que en 2008 hizo tambalear al
sistema financiero internacional.
El anuncio del presidente estadounidense se produce apenas dos
días después de que los demócratas perdieran su mayoría absoluta en
el Senado tras una derrota en Massachusetts, uno de los estados más
progresistas del país.
El republicano Scott Brown venció a la demócrata Martha Coakley
en la elección senatorial en Massachusetts para elegir al sustituto
de Ted Kennedy, en un resultado que significó la pérdida de la
"supermayoría" que tenía el Partido Demócrata en la cámara alta.
A raíz de ese resultado, Obama aseguró en una entrevista a la
cadena ABC que el público se encontraba "enfadado y frustrado" por
la situación económica y prometió concentrarse este año en la lucha
contra la crisis. EFE
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