Washington, 4 may (EFE).- El secretario del Tesoro de EE.UU.,
Timothy Geithner, defendió hoy la aplicación de un impuesto a las
grandes entidades financieras que operan en el país para recuperar
el dinero gastado por el Gobierno en el rescate de la banca.
"Los bancos, no los contribuyentes, deben pagar por las fallas
bancarias", dijo Geithner en una audiencia ante el Comité de
Finanzas del Senado.
La tasa recaudaría 90.000 millones de dólares durante 10 años y
debería mantenerse hasta que el Gobierno recupere todas sus pérdidas
por el fondo que estableció para ayudar a bancos, aseguradoras e
incluso a empresas de automóviles como General Motors y Chrysler
durante la crisis.
El fondo contó con 700.000 millones de dólares y de esa cantidad
el Gobierno perderá 109.000 millones, según la Oficina de
Presupuestos del Congreso, y 117.000 millones, de acuerdo con el
Ejecutivo.
Geithner explicó que las entidades que llevan a cabo más
actividades de riesgo pagarían una tasa mayor, por lo que la medida
desincentivaría un endeudamiento excesivo.
Chuck Grassley, el republicano de mayor rango del Comité, criticó
la propuesta, que tildó de "cuestionable", y destacó que entidades
que no recibieron asistencia pública se verán obligadas a pagar la
nueva tasa, si el Congreso la aprueba.
Además, a su juicio los bancos simplemente pasarán el nuevo costo
a sus clientes, elevando el precio de sus servicios.
Geithner dijo que si lo hacen así, perderán cuota de mercado
frente a otras compañías, especialmente bancos pequeños y medianos
que no tendrían que pagar el impuesto.
La aplicación de tasas a la banca cuenta también con el apoyo de
Reino Unido y Francia, y Geithner dijo que Estados Unidos quiere
diseñar su impuesto "de forma que aumente la probabilidad de que
otros Gobiernos adopten medidas similares".
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha propuesto la aplicación
de dos impuestos internacionales sobre la banca para pagar por
futuros rescates y limitar el nivel de riesgo que asumen las grandes
entidades financieras.
No obstante, rechazan la idea Canadá, Australia y países
emergentes como Brasil, que no sufrieron una crisis financiera y
creen que nuevos impuestos sobre la banca reducirán el volumen de
crédito disponible en su territorio. EFE