Buenos Aires, 30 jul (EFE).- El Gobierno argentino reanuda este
viernes el diálogo con las patronales agropecuarias para superar un
año y medio de conflicto por las regulaciones del Fisco y la disputa
por miles de millones de dólares de recaudación de impuestos al año.
El jefe del Gabinete, Aníbal Fernández, ha prometido un diálogo
"sin prejuicios ni agendas previas" a un campo que sufre el impacto
de la peor sequía de las últimas décadas y que salió fortalecido por
la derrota del Gobierno en las elecciones legislativas de junio.
Pero las principales fuerzas políticas de la oposición discrepan
con la fuerte rebaja de impuestos a la exportación de granos que
exigen las organizaciones agropecuarias, que reúnen a unos 290.000
productores, y a quienes apoyaron durante la oleada de huelgas que
convocaron desde marzo de 2008, cuando estalló el conflicto.
En el proceso de diálogo, los dirigentes del campo también
pondrán sobre el tapete la crítica situación del sector lácteo, que
atribuyen a regulaciones comerciales que comenzaron en 2006, con el
fin de proteger al mercado doméstico del alza que por entonces
comenzaron a registrar los precios internacionales de los alimentos.
Tales regulaciones restringen, además, las exportaciones de trigo
y carne vacuna a cambio de subsidios y otras ayudas que son
rechazadas por agricultores y ganaderos que las consideran
contraproducentes para los intereses del país, uno de los mayores
productores de alimentos del mundo.
Las patronales agropecuarias exigen la anulación de los tributos
a la exportación de trigo (23%), maíz (20%) y girasol (32%) y una
reducción de diez puntos porcentuales en la soja (35%), que en la
última década se ha convertido en el mayor cultivo del país.
El Gobierno de Cristina Fernández está dispuesto a conceder
ciertas rebajas de impuestos, a excepción del caso de la soja, según
han dejado trascender fuentes oficiales a la prensa local.
Las autoridades sostienen que una menor presión del Fisco sobre
la soja alentaría una mayor expansión de ese cultivo en desmedro de
la ganadería y otras actividades agropecuarias, un fenómeno que se
registra desde comienzos de la década.
Pero también admiten que los impuestos a ese grano oleaginoso
constituyen buena parte de los ingresos del Fisco, que están en
bajada al calor de la contracción económica por la crisis global.
La oposición también coincide en mantener el nivel del impuesto a
la soja para asegurar los ingresos fiscales, si bien aún no ha
definido qué rebajas se podrían conceder a los tributos sobre otros
granos.
Según consultoras privadas, el Fisco perdería una recaudación
anual por unos 3.200 millones de dólares si el Gobierno aceptara las
exigencias del campo, eje de una cadena de producción de alimentos
que representa el 56 por ciento de las exportaciones argentinas y el
36 por ciento del empleo.
Se calcula que Argentina alcanzará una cosecha de 82 millones de
toneladas de granos en la campaña agrícola 2009-2010, un 28 por
ciento más que el ciclo anterior, pero lejos del récord de 97
millones de toneladas registrado en 2007-2008.
Como consecuencia del llamamiento del Gobierno al diálogo con el
campo, los productores de leche frenaron la huelga de cinco días que
preparaban en rechazo a las regulaciones que pesan sobre el sector.
EFE