Washington, 7 may (EFE).- Los ministros de Finanzas de los siete
países más industrializados del mundo (G7) llevaron a cabo hoy una
teleconferencia de emergencia ante los efectos de la crisis fiscal
griega sobre el resto de Europa.
El grupo acordó estar pendiente de la inestabilidad que los
problemas del país heleno ha causado en los mercados
internacionales, según fuentes gubernamentales, pero no hizo ninguna
declaración conjunta.
Algunos presidentes sí se sintieron obligados a hablar en un día
en el que las bolsas volvieron a caer y cerraron una semana negra en
todo el planeta.
El mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, expresó su apoyo a
"una respuesta firme" contra los problemas económicos actuales en
Europa, en una declaración en la Rosaleda de la Casa Blanca.
Previamente, Obama había hablado con la canciller alemana, Angela
Merkel, que participa hoy en una cumbre en Bruselas con los otros
líderes europeos en la que intentarán frenar el contagio de la
crisis griega a otros países.
"Coincidimos en la importancia de una respuesta política firme
por parte de los países afectados y una respuesta financiera firme
por parte de la comunidad internacional", dijo Obama.
"He dejado claro que Estados Unidos apoya estos esfuerzos y
continuará cooperando con las autoridades europeas y el Fondo
Monetario Internacional durante este periodo crítico", agregó el
presidente estadounidense.
Por su parte, el primer ministro británico, Gordon Brown,
reconoció en un comunicado que la situación en la zona euro "se está
deteriorando".
A su llegada a la sede de la cumbre en Bruselas, Merkel pidió
disciplina fiscal en la zona euro.
"No se trata únicamente del saneamiento presupuestario de Grecia,
sino de hacer que todos los países miembros se comprometan de nuevo
a ceñirse al Pacto de Estabilidad", advirtió la canciller.
Fuera del G7, el primer ministro de Australia, Kevin Rudd, quien
se quejó de que el plan de ayuda de la zona euro y el FMI, que
extenderá créditos a Grecia por valor de 110.000 millones de euros
durante tres años, no ha restablecido la confianza.
"Los mercados han juzgado que esos acuerdos son inadecuados",
dijo Rudd a la prensa de su país.
Alemania, España y Portugal aprobaron hoy su parte en el paquete
de ayuda de 80.000 millones de euros prometidos por la zona euro.
A ellos se añadirán 30.000 millones de euros del FMI, cuyo
Consejo Ejecutivo tendrá que dar su visto bueno el domingo.
El pasado lunes, Corea del Sur, Canadá, Estados Unidos, Reino
Unido y Francia, en su calidad de presidentes, ex presidentes o
futuros presidentes del G20, dieron su apoyo al plan del FMI, con lo
que votarán a favor en el Consejo, que está compuesto por 24
directores que representan a los 186 países miembros de la entidad.
Mientras, la incertidumbre sobre la crisis griega tiñó de rojo de
nuevo a las bolsas europeas.
Fráncfort cedió hoy un 3,3 por ciento, Londres bajó un 2,6 por
ciento, París perdió un 4,6 por ciento, Milán un 0,9 por ciento y
Madrid un 3,3 por ciento.
Algunos operadores dijeron que parte de la caída se debió a que
inversores estadounidenses retiraron posiciones de Europa y
volvieron a Estados Unidos.
La bolsa de Nueva York superó el caos de la jornada del jueves,
cuando el índice Dow Jones cerró con una pérdida del 3,2% tras un
día de volatilidad extraordinaria, pero no se escapó de los números
negativos.
Ese indicador había cedido un 1% a las 18.20 GMT, pese a que el
Gobierno de Estados Unidos informó de que en abril se crearon
290.000 puestos de trabajo, más que lo anticipado por Wall Street.
Al mismo tiempo, el oro subió por encima de los 1.200 por onza,
una señal de que los inversores buscan lugares seguros donde colocar
su dinero ante la turbulencia bursátil. EFE