César Muñoz Acebes
Washington, 1 feb (EFE).- El presidente de EE.UU., Barack Obama,
envió hoy al Congreso su nuevo plan presupuestario, que pretende
reducir el déficit con una congelación parcial del gasto, pero que
incluye 100.000 millones de dólares extra para la creación de
empleo.
La propuesta refleja un cambio de tono en la Casa Blanca, que
hasta hace poco había enfatizado la necesidad de superar la crisis
con medidas de estímulo económico y dejar los déficits como un
problema secundario.
"Simplemente no podemos gastar como si los déficits no tuvieran
consecuencias, como si el despilfarro no importara, como si los
dólares que les cuestan tanto ganar a los estadounidenses puedan ser
tratados como dinero del 'Monopoly'", dijo Obama en una declaración
en la Casa Blanca, acompañado de sus principales asesores
económicos.
El plan prevé desembolsos públicos por valor de 3,8 billones de
dólares en el año fiscal 2011, que comenzará en octubre.
Con él, los ricos y las grandes entidades financieras pagarán más
impuestos, y las empresas energéticas que producen con combustibles
fósiles deberán decir adiós a miles de millones de dólares en ayudas
tributarias.
También se resentirá buena parte de los programas del Gobierno,
dado que impone la congelación de los gastos durante tres años.
Entre los proyectos que reciben el hachazo está el plan de la
agencia espacial estadounidense (NASA) de volver a la Luna, un sueño
enunciado antes de la crisis económica por George W. Bush
(2001-2009), el antecesor de Obama en la Presidencia.
Quedan exentos de los recortes la seguridad y los sistemas
públicos de salud para los ancianos y los pobres.
También gana la educación, con una subida de más del 6% en su
presupuesto. "No hay mejor plan contra la pobreza que una educación
de calidad internacional", remarcó hoy el mandatario estadounidense.
En el tema de seguridad, la propuesta presupuestaria para el año
fiscal 2011 incluye unos 43.600 millones de dólares para el
Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por su sigla en inglés), un
aumento del 2% sobre el año anterior.
Esta cifra destina fondos para completar la construcción del
primer segmento de un "muro virtual" en la frontera con México.
Sin embargo, la solicitud del mandatario estadounidense tiene que
ser estudiada por el Congreso en numerosas audiencias, sometida a
debate y votación definitiva y el monto final para cada departamento
puede ser mayor o inferior al pedido por Obama.
Además y pese al celo por reducir los números rojos, el plan
incluye 100.000 millones de dólares adicionales para fomentar el
empleo con recortes de impuestos para las pequeñas empresas e
inversión en infraestructura y energía limpia.
Michael Steele, el presidente del Partido Republicano, aseveró
que la propuesta llevará al "estancamiento económico", empujará el
déficit a niveles récord y destruirá el empleo.
Al mismo tiempo, la izquierda critica a Obama por congelar el
gasto cuando el desempleo afecta al 10% de la población.
Lawrence Mishel, presidente del Instituto de Política Económica,
de donde han salido algunos de los asesores de la Casa Blanca,
predijo que esa medida será "un desastre" y condenará a millones de
familias "a años de dificultades económicas evitables".
Con su propuesta presupuestaria, la Casa Blanca ha optado por el
término medio entre las presiones de ambos lados y, ante la
creciente ansiedad pública sobre el tamaño del déficit, ha definido
una trayectoria de gasto que lo reduce.
Según su plan, el déficit caerá a casi 1,3 billones de dólares en
el año fiscal 2011, lo que equivaldría al 8,3 por ciento del
Producto Interior Bruto (PIB).
Para el actual ejercicio la Casa Blanca prevé que los números
rojos se agranden hasta el número récord de 1,6 billones de dólares,
igual al 10,6% del PIB.
Para 2013, el último año del mandato de Obama, el déficit sería
el 4,2 por ciento del PIB, según su plan, con lo que cumpliría su
promesa de recortarlo a la mitad.
Sin embargo, desde el 2018 la brecha fiscal aumentaría de nuevo,
como consecuencia del incremento del gasto en pensiones y salud con
el envejecimiento de la población.
El gobernante de EE.UU. establecerá una comisión de legisladores
y expertos de ambos partidos para diseñar un plan que reduzca el
déficit a largo plazo.
Un factor clave para el cumplimiento de los pronósticos del
Gobierno es el desempeño de la economía y, en este sentido, la Casa
Blanca usa unas estimativas bastante optimistas.
El Gobierno cree que el PIB avanzará un 2,7 por ciento este año,
un 3,8 por ciento en el 2011 y superará el 4 por ciento en los dos
años siguientes.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) coincide con la previsión
para este año, pero para el 2011 augura un crecimiento de tan sólo
el 2,4 por ciento. La entidad no tiene datos actualizados para años
posteriores.
Otro factor importante sobre el futuro del déficit es lo que haga
el Congreso con la propuesta presidencial.
Sus miembros suelen estar de acuerdo con la idea de la disciplina
fiscal en general, pero mueven todas sus fichas porque se logre sin
tocar proyectos en sus distritos. EFE
cma/pgp/dmt
(Con fotografías y audio)