Bruselas, 11 may (EFE).- La Comisión Europea (CE) presentará
mañana su conjunto de propuestas para mejorar la coordinación
económica en la zona euro, a la luz de la primera crisis de la
moneda única, que recientemente ha dejado al descubierto la
necesidad de reforzar el pilar económico de la unión monetaria.
Entre otras medidas, la CE desea que se analice en Bruselas el
presupuesto de cada gobierno antes de que lo apruebe su parlamento,
con objeto de estrechar la vigilancia sobre las políticas económicas
y el cumplimiento del pacto de estabilidad y crecimiento, que obliga
a los estados a mantener su déficit por debajo del 3% del PIB.
Para ello, sería necesaria una revisión de los términos del pacto
de estabilidad, que actualmente incumplen veinte estados de los
veintisiete, incluida España, con un saldo negativo en sus cuentas
públicas del 11,2% del PIB en 2009.
Estos planteamientos hubieran sido difícilmente asumibles por los
gobiernos hace unos meses y siguen contando con la resistencia sobre
todo de Alemania, que los considera una cesión excesiva de soberanía
nacional a Bruselas.
Sin embargo, la gravedad de los acontecimientos vividos
recientemente a raíz de la crisis de la deuda griega, que obligaron
a los países del euro a poner en marcha una operación financiera
capaz de movilizar hasta 750.000 millones para cubrir las
necesidades de posibles socios insolventes, ha incrementado el
respaldo a un reforzamiento de la vigilancia.
Otras de las iniciativas con las que Bruselas pretende
"desincentivar al máximo" la laxitud en materia fiscal es la
aplicación de sanciones a los estados que incumplan el pacto de
estabilidad de manera reiterada.
En este sentido, una de las opciones barajadas es la suspensión
de los fondos europeos a los países que no hagan sus deberes en
materia fiscal, de manera más automática y no dependiente del visto
bueno final político del Consejo de ministros, como hasta ahora.
En 2003 Francia y Alemania provocaron en el Consejo la suspensión
del procedimiento sancionador que estaba a punto de activarse contra
ellas, y forzaron una suavización de las reglas del pacto.
El endurecimiento de la vigilancia en materia fiscal es una de
las condiciones impuestas por algunos estados miembros liderados por
Alemania para aprobar el paquete de ayudas a Grecia y,
posteriormente, el mecanismo de salvaguarda del euro.
Pero además de la vigilancia sobre las cuentas públicas, Bruselas
quiere introducir el seguimiento de las divergencias de
competitividad entre los países del euro, mediante la supervisión de
la estrategia que cada estado miembro tiene para potenciar su
crecimiento, una tarea que ejercerían tanto la Comisión Europea como
el resto de los estados miembros en el Eurogrupo.
Para ello, el Ejecutivo comunitario ya ha discutido con los
estados miembros la posibilidad de fijar indicadores en asuntos como
la productividad, la balanza por cuenta corriente o los costes
laborales unitarios.
Por último, Bruselas quiere poner en marcha un mecanismo
permanente para la gestión de crisis de pagos, más allá del
mecanismo "ad hoc" destinado a Grecia (80.000 millones de euros) y
del posterior establecido para estabilizar la zona euro (500.000
millones) que sólo tiene una duración prevista de tres años. EFE