Arnau Serra
Paute (Ecuador), 11 nov (EFE).- La central hidroeléctrica de
Paute, en el sur de Ecuador, principal fuente energética del país,
registra un caudal de agua de nivel alarmantemente bajo que, testigo
de la sequía que azota a la región, justifica los continuos apagones
que sufren los habitantes de esta nación andina desde el pasado
jueves.
En la presa que detiene el río Paute, uno de los más caudalosos
de Ecuador, bajo un cielo nublado que no se atrevió a descargar, la
cota de agua marcó ayer 1.968 metros sobre el nivel del mar, cuando
la marca habitual es de 1.991 metros y la mínima, antes de llegar al
caos, se sitúa en 1.965.
Esta central, construida hace 25 años, abastece aproximadamente
el 40 por ciento del total de energía eléctrica que demanda el país,
y funciona con 10 turbinas que ofrecen en total una potencia de
1.000 megavatios.
Pero actualmente operan sólo dos turbinas que no pueden
garantizar una potencia superior a los 200 megavatios en total.
"Nunca había visto esto tan vacío", coincidieron algunos
ingenieros y empleados que acompañaron a la prensa en un rápido
recorrido por las instalaciones de la central, de propiedad estatal.
Con los niveles de potencia normales, Paute puede llegar a
ofrecer 20.000 megavatios de energía eléctrica por hora, y ahora
apenas alcanza un servicio de 4.000 o 5.000 megavatios, una oferta
tan seca como el clima, que tocaría lluvioso por esta época del año
en Ecuador.
En septiembre, el país ya empezó a preocuparse con la ausencia de
precipitaciones, un mes tradicionalmente húmedo en esa latitud, y
aumentó la inquietud cuando la situación se mantuvo en octubre.
El pasado jueves vino la sorpresa de los apagones eléctricos a
nivel nacional sin previo aviso del Ejecutivo, que ha pedido
conciencia y ahorro de energía a la ciudadanía, a la vez que busca
soluciones para paliar la crisis energética.
Unos pocos kilómetros antes de llegar a Paute, las obras de la
nueva presa de Mazar avanzan para "incrementar la generación de
energía en la central de Paute".
Así lo explicó el presidente del directorio del Consejo Nacional
de Electricidad (Conelec), Fernando Izquierdo, quien advirtió, no
obstante, que los beneficios que aportaría Mazar empezarán a darse
en abril del próximo año.
Pese a que las previsiones apuntan que la sequía "avanzaría hasta
el mes de diciembre" del presente año, un optimista Izquierdo
aseguró que la próxima semana "las expectativas son de mejora" en el
abastecimiento energético del país, aunque invitó a la población al
ahorro de energía.
Por ello, pronostica que los actuales racionamientos de
electricidad, de unas cuatro horas diarias por sectores, podría
reducirse a la mitad desde la próxima semana.
Un factor importante en las expectativas de mejora es el
preacuerdo con Perú, que prevé vender a Ecuador un servicio
aproximado de 1.200 megavatios por hora, que se aplicarán en la
provincia ecuatoriana de El Oro (sur), desde el norte peruano, según
explicó el funcionario.
La contribución de Colombia quedaría en un segundo plano, pues en
ese país tampoco llueve, y en el mejor de los casos los vecinos del
norte podrían ofrecer a Ecuador unos 450 megavatios de energía
eléctrica por hora.
Los ecuatorianos, de momento, buscan sus propias soluciones, con
generadores eléctricos quienes pueden, ahorro energético los más
voluntariosos, y algunos con otras iniciativas menos convencionales.
Así, en los alrededores de Paute se divisaban esporádicas
columnas de humo provocadas por campesinos, que queman algunos
matorrales con la esperanza de crear nubes que culminen en las
esperadas lluvias.
Y es que el agua parece ser la verdadera solución, y encomendarse
a las bondades de la naturaleza y al buen comportamiento climático
es la esperanza en Ecuador. EFE
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