Quito, 8 ene (EFE).- La dolarización, que mañana cumple diez años
de vigencia en Ecuador, logró estabilizar la economía nacional,
aunque no acabar con la pobreza y las desigualdades sociales,
dijeron hoy expertos.
El 9 de enero del año 2000, el entonces presidente ecuatoriano
Jamil Mahuad anunció la dolarización como respuesta a la profunda
devaluación de la moneda nacional, el sucre.
En esa fecha, Mahuad decidió "anclar" la divisa a un cambio de
25.000 sucres por dólar y anunció la sustitución de la antigua
moneda nacional por el patrón estadounidense.
La medida, para algunos desesperada, se tomó cuando el Gobierno
se tambaleaba por frecuentes protestas sociales y el efecto de la
peor crisis financiera interna desatada en 1998.
Mahuad fue derrocado el 21 de enero de 2000 y el vicepresidente
Gustavo Noboa, su sucesor, mantuvo la dolarización.
Los salarios también se pulverizaron entonces, la inflación llegó
a superar el 100 por ciento y la pobreza superó el 70 por ciento,
aunque luego de varios años esos indicadores remitieron.
Sin devaluaciones ni política cambiaria, la economía ecuatoriana
se sometió a la dureza de la dolarización, que exigía acciones
financieras estrictas, aunque hasta ahora, entre muchos
ecuatorianos, aún subsiste la nostalgia por el sucre, convertido en
un objeto de colección.
Tras una década, quienes impulsaron el modelo sostienen que su
aplicación fue "positiva" y que muestra de ello es la estabilidad
macroeconómica, la bajada de la inflación a menos de dos dígitos y
la merma a menos de la mitad en los índices de pobreza.
Para la empresaria Joyce de Ginatta, una ferviente impulsora del
sistema, no cabe duda de que la dolarización ha "blindado la
economía" nacional y ha permitido olvidar la "pesadilla" de las
devaluaciones a las que se había acostumbrado el país.
Según Ginatta, Ecuador ganó mucho en competitividad y en
eficiencia y por ello le asusta la idea de que el país pueda dar un
giro e ir en búsqueda de una nueva moneda nacional o patrón
regional, como lo han insinuado algunas autoridades y economistas.
El actual presidente ecuatoriano, Rafael Correa, un economista de
izquierdas, ha sido uno de los más duros críticos de la dolarización
pues, para él, el modelo supuso la anulación de la política
cambiaria, mucho más necesaria en tiempos de crisis internacional
como la vivida el año pasado.
Según el gobernante, la dolarización restó competitividad a las
exportaciones ecuatorianas frente a las de los vecinos, que
aplicaron devaluaciones para sostener sus sectores externos.
No obstante, Correa ha remarcado que salirse de la dolarización
en los actuales momentos sería "un suicidio" por las condiciones de
la economía y los efectos sociales que podría causar.
Según el gobernante, la posibilidad de recuperar la política
monetaria debe ir acompañada de un proceso de integración y una
nueva arquitectura financiera que permita a toda la región adoptar
una estrategia monetaria común, como lo hiciera en su momento la
Unión Europea.
El catedrático e investigador de la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales (Flacso) Mauro Cerbino sostuvo que la dolarización
fue en el año 2000 "necesaria" porque el país se dirigía a una
hiperinflación de impredecibles consecuencias.
La dolarización fue una medida "acertada, necesaria y hasta
obligada" por el deterioro de la economía, a causa de una
"irresponsabilidad de los bancos" nacionales que quebraron y la mala
gestión del Gobierno de Mahuad, señaló Cerbino a Efe.
Sin embargo, opinó que el modelo convirtió a Ecuador en "un país
caro", lo que también podría haber desalentado a ciertos sectores
económicos como el turismo y la industria.
Para Cerbino, la posibilidad de analizar un cambio de modelo
monetario no puede ser desechada, aunque anticipó que ello debe ser
"muy bien pensado, muy bien estudiado, para que sea un aporte a la
economía" nacional.
No obstante, insistió en que si Ecuador intenta caminar por ese
sendero, "el país debería contar con mayores niveles de integración"
y "una economía sólida y estable", es decir, "condiciones
apropiadas" para ir a una eventual moneda regional común. EFE