Londres, 23 nov (EFE).- La fusión de British Airways con Iberia
es sólo un primer paso, que podría facilitar otras operaciones del
mismo tipo, por ejemplo, con la australiana Qantas, según el
consejero delegado de la compañía británica, Willie Walsh.
En declaraciones que publica hoy el diario "Financial Times",
Walsh dice que la estructura creada tras el acuerdo con la española
Iberia permitirá mirar otra vez a Qantas, con la cual BA no pudo
llegar a un acuerdo el año pasado.
Sin embargo, Walsh reconoce que no es probable que eso ocurra en
un próximo futuro, si es que llega a ocurrir alguna vez, dada la
reacción política "bastante negativa" de Australia a las
negociaciones entre BA y Qantas.
"No buscamos nada concreto, pero está claro que es más fácil
hacerlo en un contexto europeo que en otro global", explica el
futuro consejero delegado de TopCo, grupo resultante de la fusión de
BA con Iberia.
Walsh cree, sin embargo, que habrá más fusiones en el sector y
señala que "una de las cosas que tuvimos claros al negociar con
Iberia es que necesitábamos dotarnos de una estructura capaz de
soportar posteriores fusiones".
BMI British Midland fue adquirida recientemente por la alemana
Lufthansa y puede verse obligada a vender algunos de sus permisos de
aterrizaje en Heathrow, donde tiene un 11 por ciento del total de
slots, superada sólo por BA.
Walsh lleva tiempo diciendo que su empresa estaba interesada en
comprar BMI o bien sus slots, y, según explica al FT, tras la fusión
con Iberia, la compra de esos últimos podría acometerla la nueva BA
o bien el grupo TopCo.
Es posible que haya que tomar una decisión antes de que se
complete la fusión con Iberia, pero, según explica Walsh, eso no
presentaría ningún problema para los accionistas de la empresa
española, que pensarían seguramente que es la decisión correcta.
En relación con el quebradero de cabeza que presenta el gran
déficit del plan de pensiones de BA, su consejero delegado cree que
podrá llegarse finalmente a un acuerdo.
También confía Walsh en una solución positiva a otro asunto que
tiene planteada su aerolínea, el visto bueno del Departamento de
Transportes de Washington al reforzamiento de la alianza entre
British Airways, Iberia y la estadounidense American Airlines.
La decisión de Washington tenía que haberse producido el pasado
31 de octubre, pero aún está pendiente.
Walsh afirma por otro lado que no cederá a las presiones del
personal de cabina de BA en el tema de las medidas de reducción de
costos de su aerolínea.
El sindicato Unite ha amenazado con una posible huelga en
diciembre, pero Walsh dice que la actual disputa es "muy diferente"
de la de enero de 2007, cuando un acuerdo de última hora con los
auxiliares de vuelo permitió evitar un paro laboral.
La disputa actual tiene que ver con la reducción de quince a
catorce del número de miembros de la tripulación en los vuelos de
larga distancia, medida que, según el sindicato, supone un riesgo
tanto para el personal de cabina como para los pasajeros.
Pero según Walsh, los cambios, que incluyen bajas incentivadas y
otras medidas destinadas a ahorrar cerca de 145 millones de euros,
son esenciales para el futuro de BA, compañía que por vez primera se
expone a un segundo año consecutivo de pérdidas. EFE