Jairo Mejía
Tokio, 12 ene (EFE).- Japan Airlines (JAL), la primera aerolínea
de Japón y una de las más importantes del mundo, se encuentra más
cerca de la declaración de bancarrota después de que hoy los bancos
apoyaran esa medida favorecida por el Gobierno.
El aterrizaje forzoso de JAL, acuciada por las pérdidas, es visto
por el Gobierno y los acreedores como la única salida a su abultada
deuda y su excesivo tamaño en un sector aéreo que ya ha sufrido
reajustes en Europa y Estados Unidos.
La aerolínea nipona deberá adaptarse a un plan de reflote que
incluye la eliminación de más de un 10 por ciento de sus vuelos
internacionales, recorte de un tercio de su plantilla y reducción de
un 30 por ciento en los planes de pensiones de sus empleados.
La bancarrota, que podría anunciarse el martes 19, se convertiría
en la sexta mayor de la historia de Japón, ya que el valor de su
pasivo ronda los 1,5 billones de yenes (11.222 millones de euros),
lo que sitúa esta quiebra a la altura de la reciente de Lehman
Brothers Japan.
El fondo de inversiones paraestatal dedicado al reflote de
empresas en riesgo, conocido como ETIC, ha perfilado un plan que
contempla el recurso de la suspensión de pagos como condición para
que se inyecten fondos públicos en la primera aerolínea asiática por
ingresos sin que ésta deje de operar.
El ministro japonés de Transporte, Seiji Maehara, insistió hoy en
que el Gobierno hará todo lo posible para reestructurar JAL sin que
se vea obligada a interrumpir sus operaciones.
El Partido Democrático (PD) de Hatoyama, que puso fin en
septiembre a más de 50 años en el poder del conservador Partido
Liberal Demócrata (PLD), apuesta por una bancarrota que contrasta
con las tres inyecciones de capital aprobadas por los anteriores
ejecutivos (en 2001, 2003 y 2009).
La reestructuración de JAL perjudicará primero a sus trabajadores
por unos recortes de empleo que podrían superar los 15.000 despidos
-un tercio de la plantilla- y la reducción de los planes de
pensiones de 9.000 jubilados, aprobada hoy por mayoría.
Los accionistas, por su parte, comenzaron hoy la desbandada de la
Bolsa, debido a la posibilidad de que deje de cotizar durante su
proceso de reestructuración que podría alargarse durante tres años.
JAL se vio obligada a paralizar hoy su cotización en la Bolsa de
Tokio por unas peticiones de ventas que abrumaron al índice e
hicieron que la acción cayera un 45 por ciento hasta los 37 yenes.
Hace menos de cuatro meses se intercambiaba en torno a 180 yenes.
La caída en picado de JAL es también la de un símbolo japonés en
todo el mundo, ya que su aerolínea de bandera tendrá que reducir su
red de servicios en todo el mundo para no desaparecer bajo el peso
de su gran estructura.
La compañía comenzó a volar como aerolínea privada en 1987 y en
2002 se convirtió, tras una fusión, en la sexta a nivel mundial, con
una extensa red de agencias de viajes en todo el mundo y negocios
turísticos que abarcan también los hoteleros.
Durante este tiempo los sucesivos gobiernos han salvado a JAL con
inyecciones de capital y ayudas que la han permitido operar bajo la
tutela del Estado, a pesar de registrar tres años de pérdidas en los
últimos cuatro ejercicios.
Al llegar al poder, Hatoyama apostó por continuar con esta
política de apoyo casi incondicional a JAL, pero al final se
impusieron las históricas pérdidas anuales de la compañía y el
recelo de los bancos a seguir apoyando este esquema de financiación.
Ante la dimensión de los hechos y una crisis que no permite
grandes dispendios presupuestarios, el Gobierno japonés ha decidido
que la compañía aérea se reestructure por sí sola.
La situación llevó a dos grandes aerolíneas estadounidenses,
American Airlines y Delta Airlines, a presentar senda ofertas para
invertir en JAL y conseguir una ventajosa posición en Asia, mercado
de gran potencia debido a unos viajeros con mayor poder adquisitivo.
El ETIC, que ha diseñado el plan de reflote de JAL, espera que la
aerolínea no recurra al capital extranjero y siga operando gracias
al sacrificio de contribuyentes, acreedores, trabajadores y
accionistas, que tienen sobre sus espaldas su futuro. EFE
jmr/psh/mdo