Nueva York, 28 dic (EFE).- Las acciones de las mayores aerolíneas
estadounidenses perdían hoy entre un 3 y un 5 por ciento de valor en
los mercados neoyorquinos, tras el reforzamiento de las medidas de
seguridad en los aeropuertos y vuelos después del atentado frustrado
del pasado viernes contra un avión de Northwest.
Los títulos de Delta, que está en proceso de integrar sus
operaciones con Northwest después de adquirir esa aerolínea en 2008,
se depreciaban hoy un 4,5%, en tanto que los de AMR, dueña de
American Airlines, bajaban 4,91% poco antes de la media sesión en
Wall Street.
Los inversores no habían tenido ocasión hasta hoy de reaccionar
al frustrado ataque contra un avión que iba a aterrizar en Detroit
procedente de Amsterdam y que de nuevo desató la alarma de las
autoridades estadounidenses y europeas.
La secretaria estadounidense de Seguridad Nacional, Janet
Napolitano, reconoció hoy en entrevista televisiva que al nigeriano
Umar Farouck Abdulmutallab, quien intentó atentar contra el avión,
no se le debería haber permitido subir al aparato, en el que
viajaban otros 277 pasajeros, con materiales explosivos.
"Nuestro sistema no funcionó en esta instancia", admitió.
El intento de atentado ocurrido el pasado viernes, abortado por
algunos pasajeros y miembros de la tripulación, provocó de inmediato
medidas más estrictas de vigilancia en los aeropuertos de EE.UU. y
en vuelos con destino a este país, causando retrasos en las
operaciones y amplios periodos de espera para los viajeros.
Ese incidente tenía hoy un efecto bursátil negativo en el sector
de las empresas de transporte, que bajaba el 0,7%, y de manera más
aguda en el caso de las aerolíneas, que registraban los mayores
descensos.
Por ejemplo, United Airlines retrocedía un 3,04%, US Airways caía
el 5,2%, Continental descendía 3,24% y Jet Blue perdía el 2,13%.
Este intento de atentado ocurre en momentos en que el sector
trata de recuperarse de la fuerte caída de demanda que originó la
reciente crisis económica y financiera, que ha reducido los ingresos
y obligado a las compañías a recortar capacidad de forma drástica y
tratar de rebajar los costes.
El sector aéreo estadounidense conoce bien, después de la
experiencia de los atentados del 11 de septiembre de 2001, los
efectos desfavorables en sus operaciones y en sus cuenta de una
mayor inquietud entre los pasajeros por la seguridad.
Después de aquellos ataques y del consiguiente fuerte incremento
de los controles de seguridad en los aeropuertos estadounidenses,
numerosos viajeros se desanimaron a viajar a este país y ello generó
fuertes pérdidas para las compañías aéreas.
John Heimlich, economista jefe de la Asociación de Transporte
Aéreo de América (ATA), que agrupa a las principales aerolíneas de
EE.UU. y a sus afiliadas, calculaba la pasada semana -antes de este
nuevo incidente- que las aerolíneas estadounidenses habrán acumulado
un pérdida neta de unos 60.000 millones de dólares y eliminado unos
160.000 empleos en los nueve primeros años de esta década.
De cara a 2010, consideraba que la perspectiva era algo más
favorable, tras percibirse signos de que disminuye la recesión,
aunque agregaba que es clave para la recuperación del sector no
perder de vista el incremento en los precios del combustible, entre
otros aspectos.
El precio del crudo en Nueva York se negociaba este lunes a más
de 78 dólares, comparado con los 44 dólares que costaba a finales de
2008.
Después del atentado frustrado del viernes, la Agencia
estadounidense de Seguridad en el Transporte (TSA) anunció el
domingo la puesta en marcha de medidas de control adicionales tanto
en vuelos nacionales como en los extranjeros con destino a Estados
Unidos.
También recordó a los pasajeros que deben cumplir las
instrucciones de la tripulación, tales como apagar aparatos
electrónicos o permanecer sentados durante determinadas partes del
vuelo. EFE