Cecilia Heesook Paek
Seúl, 3 dic (EFE).- Cambiar el curso de los principales ríos o
crear un "Dubai coreano" en una marisma son algunos de los
faraónicos proyectos del presidente surcoreano, Lee Myung-bak, que
han dividido a la clase política del país.
"El presidente CEO (ejecutivo)", como se conoce a Lee en Corea
del Sur, sumó esta semana a sus planes la posibilidad de construir
un túnel de más de 200 kilómetros que una la península coreana con
China y Japón, lo que ha dado pie a un estudio de viabilidad para
unas obras públicas valoradas en 58.000 millones de euros.
Lee, ex presidente de Hyundai Construction, la mayor constructora
surcoreana, está enfrascado estos días en la misión de convencer a
políticos y ciudadanos de que su idea de modificar el curso de los
cuatro mayores ríos del país y crear una nueva ciudad al sur de Seúl
contribuirán al desarrollo del país.
Estos dos proyectos han sufrido varios cambios desde sus inicios
y han revelado problemas aún presentes en el desarrollado Corea del
Sur: los clientelismos políticos y los desequilibrios regionales
entre un este industrializado y un oeste agrícola.
La oposición critica que Lee haya convertido al país en un
inmenso territorio en construcción rentable para las empresas, pero
que tendrá un impacto negativo en la forma de vida rural y su
entorno, en un país que concentra la mayor parte de sus habitantes
en tres áreas metropolitanas: Seúl, Incheon y Busan.
Inicialmente Lee pretendía conectar el norte y el sur del país a
través de un gigantesco canal de 540 kilómetros, pero el volumen de
la inversión y las protestas de ecologistas y de quienes lo acusaban
de devolver favores en forma de contratos frustraron ese plan.
Según Lee, el acondicionamiento de los cauces de los cuatro ríos
más grandes del país tiene como fin mejorar la carencia de agua y
evitar inundaciones, aunque la oposición cree que su objetivo real
es crear un gran canal de transporte de mercancía.
El principal partido de la oposición y los ecologistas se oponen
a este proyecto presupuestado en 12.700 millones de euros, que
arrancó el mes pasado y finalizará en 2012, por su impacto en el
medio ambiente y la precipitación con que se está realizando.
Otro proyecto faraónico de Lee, la construcción de una ciudad con
más de medio millón de habitantes a partir de la nada llamada
Sejong, provocó hoy la dimisión del gobernador de la región
Chungcheong, Lee Wan-ku, debido al terremoto político que ha
generado la división de opiniones sobre su uso.
La idea de crear la ciudad de Sejong fue del anterior y fallecido
presidente Roh Moo-hyun, que en la campaña electoral de 2002 se
comprometió a construir una capital administrativa a 160 kilómetros
al sur de Seúl para contribuir al desarrollo de la región.
Ahora Lee quiere reducir el plan de Sejong por ser deficitario y
crear en su lugar un centro científico y de investigación, pero el
proyecto ha dividido a su propio partido y le ha acarreado protestas
que amenazan con radicalizarse.
Otra de las ambiciosas obras de Lee es la conversión de una
marisma en el "Dubai coreano", con un régimen fiscal especial para
atraer grandes inversores en ocio y turismo.
La provincia occidental y eminentemente agrícola de Cholla, donde
se ubica la polémica marisma llamada a convertirse en un vergel para
centros de ocio, es el feudo de los progresistas en Corea del Sur y
los planes de desarrollo de Lee despiertan recelos.
En las elecciones regionales previstas en junio de 2010 se cree
que los proyectos faraónicos de Lee serán el factor decisivo en la
puja entre progresistas o conservadores. EFE
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