Ramón Santaularia
Atenas, 4 may (EFE).- Los griegos han reaccionado con
estupefacción, ira y decepción, pero también con sorpresa, a la
grave situación financiera de su país, que ha obligado a forjar un
plan de rescate multimillonario para evitar la bancarrota.
Parece cumplirse el dicho de que "a perro flaco, todo son
pulgas": la bolsa se desploma, las protestas callejeras aumentan,
las huelgas contra el programa de austeridad se suceden unas a
otras, y todo ello en medio del descontento popular por tener que
apretarse el cinturón y ante un futuro repleto de incógnitas.
El personal docente y los funcionarios públicos de varios
sectores organizaron hoy manifestaciones en el centro de Atenas
portando pancartas con lemas hostiles a la Unión Europea y al Fondo
Monetario Internacional (FMI), que han concedido 110.000 millones de
euros a Grecia para salvarla de la bancarrota.
"Todos a la calle", "Fuera la UE y el FMI" rezaban textos
exhibidos en las banderas y pancartas desplegadas en la céntrica
plaza de Sintagma (Constitución), contigua al Parlamento heleno, por
un grupo de maestros de escuelas públicas.
Los maestros se lamentaban de que sus sueldos sean recortados en
3.000 euros al año y que en el año académico próximo, a partir de
septiembre, se haya reducido el personal docente contratado debido
al plan de austeridad gubernamental.
Un folleto de ocho páginas titulado "Financial Crimes" (delitos
financieros), en alusión al periódico británico "Financial Times",
circulaba hoy en las redacciones de medios atenienses para pedir
huelgas permanentes contra "el chantaje del Gobierno, del FMI, de la
Unión Europea y de los bancos".
"Están en peligro nuestros sueldos y pensiones, nuestras
incentivos y nuestros logros, y la dignidad de nuestro trabajo. No
pagaremos nosotros los perjuicios de la crisis", rezaba el folleto
del foro "Génova 2001", que acoge a un grupo de periodistas griegos.
Nikos Megrelis, un productor griego de cine conocedor de la
escena política local, se lamentaba hoy de la impunidad de gobiernos
anteriores para atajar el desbarajuste fiscal, que ha llevado al
país al borde de la bancarrota.
"La gente está abatida e iracunda por la inacción del gobierno
durante tantos años y por la impunidad en la que se han movido los
políticos en años pasados", comentó a Efe el artista.
Especialmente, la entrega de datos macroeconómicos falsos por el
gobierno conservador saliente de Costas Karamanlís al socialista
Yorgos Papandréu, tras su arrollador triunfo electoral el 4 de
octubre pasado, es para Megrelis una prueba más de la conducta
criminal del ejecutivo anterior.
Entonces, el porcentaje de déficit manejado por el gobierno era
del 7 por ciento del PIB, pero las últimas estadísticas de la
oficina comunitaria Eurostat confirmaron que la cifra real para 2009
fue del 13,6%.
En la búsqueda de culpables, casi nadie se salva en la clase
política griega, puesto que es tradición responsabilizar a los
antecesores en el poder de los pecados heredados, si se escucha
ahora el clamor popular reflejado en la prensa.
En el plano financiero, la incertidumbre y la desazón se han
apoderado del barómetro bursátil ateniense, que hoy se desplomó al
cierre otro 6,68 por ciento por el temor de que el gobierno de
Papandréu no sea capaz de implementar las medidas de austeridad
impuestas por la Eurozona y el FMI.
Fueron los títulos de banca los más castigados, con descensos
puntuales de más del 10 por ciento, ante una posible falta de
liquidez de los bancos implantados en Grecia por la creciente
morosidad y la profunda contracción económica que se avecina, de
cumplirse los pronósticos del banco central helénico.
Las malas noticias para el sector ocurrían después de que se
rebajada la solvencia de cuatro grandes bancos griegos ante el débil
rendimiento de las actividades nacionales previsto en años venideros
debido a la fuerte y prolongada recesión en ciernes. EFE