Río de Janeiro, 17 sep (EFE).- El presidente brasileño, Luiz
Inácio Lula da Silva, anunció hoy un plan que prohíbe el cultivo de
caña de azúcar en las áreas que aún preservan su vegetación nativa,
como la Amazonía y el Pantanal, así como en las reservas ambientales
e indígenas y en todas las áreas de importancia ecológica.
La iniciativa, convertida en un proyecto de ley enviado este
mismo jueves al Congreso, prohíbe el cultivo de caña y la
instalación de plantas de etanol en el 81,5% de todo el territorio
brasileño, ya que garantiza la protección de tres importantes
ecosistemas: la Amazonía, el Pantanal y la Cuenca del Alto Paraguay.
El área afectada por la prohibición se eleva al 92,5% de todo
Brasil si se tiene en cuenta las regiones en que el cultivo no es
viable, según un comunicado de la Presidencia.
El plan es una respuesta a las críticas de algunas organizaciones
ecologistas y algunos gobiernos en el sentido de que los planes
brasileños para expandir los cultivos de caña de azúcar y aumentar
la producción de etanol amenazan el medio ambiente y la conservación
de la mayor selva tropical del mundo.
Este país, el mayor productor y exportador mundial de azúcar y de
etanol hecho a base de caña, lidera un proyecto para incentivar la
producción y el consumo mundial de ese biocombustible por ser menos
contaminante que la gasolina y porque puede generar empleos en las
naciones pobres.
El plan anunciado hoy limita la extensión de los cultivos de caña
a apenas 64 millones de hectáreas, en su mayoría ubicadas en
regiones devastadas y que ya son importantes productoras agrícolas.
Brasil cuenta actualmente con 8,9 millones de hectáreas sembradas
con caña de azúcar, lo que equivale al 1% del territorio nacional.
Esa área ya es suficiente para garantizarle al país una cosecha
récord este año de cerca de 634 millones de toneladas de caña, con
un crecimiento del 11% frente a la de 2008 (572,6 millones de
toneladas).
Según las previsiones del Gobierno, Brasil también alcanzará este
año récords en su producción de azúcar refinada y de etanol: 37,9
millones de toneladas y 28.600 millones de litros, respectivamente.
La de azúcar fue el año pasado de 31,6 millones de toneladas y la
de etanol de 26.700 millones de litros.
De acuerdo con el ministro de Agricultura, Reinhold Stephanes, el
mapa con las áreas en que será posible cultivar caña fue elaborado
con base en dos principios determinados por Lula: que la expansión
de las áreas plantadas no amenace el ambiente y que en esas regiones
la cosecha pueda ser hecha en forma mecánica.
"Con la restricción del cultivo en las áreas en que la cosecha no
puede ser mecanizada, el Gobierno impide que los agricultores tengan
que recurrir a la quema de los cañaverales para preparar la tierra
para nuevos cultivos", explicó Stephanes.
Otra de las críticas a la expansión de la caña de azúcar en
Brasil es que la quema de los cañaverales provoca fuertes emisiones
de gases contaminantes y amenaza la salud de la población en las
regiones vecinas.
Las organizaciones ecologistas también reclaman que, por no
contar con haciendas mecanizadas en todo el país, los hacendados
explotan el trabajo de los campesinos, algunos de los cuales son
sometidos a condiciones análogas a la esclavitud.
Según el comunicado de la Presidencia, el plan es uno de los
compromisos que Brasil presentará en la Cumbre de Copenhague de la
ONU sobre cambio climático de diciembre próximo, ya que, además de
garantizar la absorción de carbono por la Amazonía, reduce las
emisiones de gases contaminantes al incentivar el uso del etanol
como alternativa a la gasolina. EFE