París, 26 may (EFE).- La recuperación económica en la OCDE
aparece ahora más sólida que en noviembre pasado, según su informe
semestral de perspectivas, en el que sin embargo se advierte de que
también hay mayores riesgos por un eventual recalentamiento en los
grandes países emergentes o por la crisis de la deuda pública.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE) en su informe publicado hoy revisó al alza las expectativas
para sus países miembros tanto para este año como para el próximo,
para dejarlas respectivamente en el 2,7% (ocho décimas más que en
noviembre) y en el 2,8% (tres décimas suplementarias).
En un contexto de expansión mundial a un ritmo en torno al 4,75%,
Estados Unidos y Japón están aprovechando más directamente el tirón
de las economías emergentes asiáticas que la zona euro, afectada
además por una fuerte desconfianza de los mercados sobre la
viabilidad de las cuentas públicas de algunos de sus países.
La zona euro habrá de conformarse con un aumento de su Producto
Interior Bruto (PIB) del 1,2% en 2010 y del 1,8% en 2011, frente al
3,2% para cada uno de esos ejercicios en Estados Unidos.
Dentro de los países de la moneda única, tres de ellos seguirán
sufriendo un recorte de su PIB este año: Grecia (-3,7%), Irlanda
(-0,7%) y España (-0,2%).
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, subrayó hoy que
las turbulencias de los mercados en los últimos meses han puesto en
evidencia la necesidad de una mayor coordinación de las políticas de
los países de la zona euro, que deberían constituir "una unión
fiscal de facto".
El diagnóstico de la organización es que aunque el plan de
salvamento del euro ha calmado las turbulencias de los mercados, "la
debilidad de la región está lejos de estar solucionada" porque los
anuncios de los planes de ajuste pueden no ser suficientes para
restablecer la credibilidad, sino que se tienen que implementar.
Para la OCDE, el principal reto que afrontan ahora sus países
miembros es la consolidación fiscal, y eso tiene que venir en primer
lugar del recorte de los gastos, pero preservando los que favorecen
el crecimiento, como los programas de innovación o de educación.
Tampoco descarta el recurso a las subidas de impuestos, aunque en
este caso, el consejo es que deben centrarse en los que son "los
menos dañinos para el crecimiento", es decir, los que gravan el
consumo y las emisiones contaminantes.
Otro de los grandes riesgos que pesa sobre la economía global, y
que se ha incrementado desde finales de 2009, según los autores del
estudio, tiene que ver con la velocidad y la magnitud de los flujos
de capitales en los mercados emergentes.
En concreto, se trata de un posible recalentamiento de países
como China e India que se tendría que evitar con cambios en sus
políticas monetarias para evitar espirales inflacionistas y la
creación de burbujas en algunos sectores a consecuencia de una
sobre-valoración de los activos.
A ese respecto, la OCDE se pronuncia en favor de una
flexibilización del tipo de cambio del yuan, porque eso aliviaría la
presión sobre la política monetaria china y ofrecería más margen
para combatir la inflación interior en el gigante asiático.
Los autores del informe alertan de que están volviendo a
ampliarse los desequilibrios financieros globales, en buena medida
por los excedentes comerciales de China, y que la respuesta debe
venir, en particular de una instancia como el G20, de una
combinación de políticas macroeconómicas, estructurales y de tipos
de cambio.
En esa línea, el economista jefe de la OCDE, Pier Carlo Padoan,
ha recordado que las recientes turbulencias en los mercados con
motivo de la deuda soberana en Europa sirve para recordar que "el
periodo de inestabilidad financiera significativa que empezó en
agosto de 2007 no ha terminado todavía". EFE