Berlín, 2 dic (EFE).- Angela Merkel reunió hoy en la Cancillería
a representantes de la patronal, de los sindicatos y de la banca
para analizar vías destinadas a evitar que el incipiente auge
económico se vea estrangulado por una crisis de crédito, que podría
tener un impacto negativo sobre el débil mercado laboral.
La canciller anunció antes de entrar en la reunión que el debate
se centrará en analizar los efectos que han tenido las subvenciones
estatales al régimen de reducción de jornada, conocido como
"Kurzarbeit" (trabajo reducido) y las experiencias de las empresas
con este instrumento.
Tanto Merkel como los presidentes de la patronal, Dieter Hundt, y
de la confederación de sindicatos, Michael Sommer, subrayaron lo
bien que ha venido marchando este instrumento.
Las empresas que, por encontrarse en crisis, aplican este régimen
obtienen de la Oficina Federal de Empleo dos tercios del salario que
el empleado se ve forzado a trabajar menos.
Los subsidios se conceden actualmente por un máximo de 24 meses.
El gobierno aprobó la semana pasada prolongar este instrumento por
un año más, es decir hasta finales de 2010, aunque por un periodo
máximo de 18 meses.
Pero mientras que este instrumento ha cosechado las alabanzas de
empresarios, sindicatos y políticos, otro de los temas de la reunión
de hoy podría ser más espinoso: el peligro de una crisis de crédito.
A juicio de Hundt, este riesgo se está subestimando en la opinión
pública, por lo que, a su juicio, urge encontrar instrumentos para
evitar que ello ocurra.
Hundt propuso como uno de los posibles instrumentos para impulsar
el flujo de créditos la reactivación del mercado de titulización, un
instrumento que permite transformar en valor negociable activos no
líquidos.
El presidente de la patronal reconoció que este mecanismo fue
precisamente uno de los desencadenantes de la crisis, pero pese a
ello apostó por recurrir a él, aunque de forma "controlada, limitada
y transparente".
El presidente sindical, por su parte, apostó por pedir
responsabilidades a la banca, un sector que -dijo- además de haber
originado la crisis, ha recibido toda serie de ayudas públicas.
Como un primer instrumento para dar un impulso al crédito el
ejecutivo de Merkel aprobó hoy el nombramiento de un "mediador de
créditos", que hará de interlocutor entre la banca y las empresas.
"Con el mediador las empresas, sobre todo las pymes, obtienen un
interlocutor competente que ayudará a las compañías solventes, a
acceder a los créditos que necesitan", dijo el ministro de Economía,
el liberal Rainer Brüderle, en un comunicado.
La contracción actual se debe fundamentalmente a que muchos
bancos carecen de suficientes reservas de capital para asumir los
riesgos de los créditos.
Según la legislación alemana, los préstamos de un banco no pueden
sobrepasar más de doce veces sus reservas de capital.
De momento, dijo Brüderle, el gobierno se quiere limitar a
llamamientos voluntarios, y sólo si no hay reacción y se produce la
temida crisis crediticio, recurriría a "otras medidas regulatorias".
El problema, explicó el ministro en declaraciones a la segunda
cadena de televisión pública "ZDF", es sobre todo de
"comportamiento" más que de fundamento.
Como ejemplo, Brüderle citó que hace dos semanas el Banco Central
Europeo inyectó 500.000 millones de euros de liquidez a un tipo del
uno por ciento, dinero que la banca prefirió utilizar para comprar
títulos del Estado en lugar de usarlo para dar créditos.
Una de las posibilidades que baraja el Gobierno para evitar una
crisis es, según han adelantado varios medios, es impulsar a la
banca a dar créditos asumiendo parte de los riesgos de las empresas
que los soliciten.
Concretamente se estudia la posibilidad de asegurar riesgos por
valor de 1.000 millones de euros a través del "Fondo para Alemania",
creado para respaldar con garantías y créditos a empresas que por
motivos exclusivamente debidos a la crisis se vean con problemas.
EFE