La Paz, 9 may (EFE).- El presidente de Bolivia, Evo Morales,
enfrentará mañana la primera gran movilización sindical en su
contra, al convocar la Central Obrera Boliviana (COB) a una huelga
general indefinida y una marcha hacia La Paz contra el decreto de
aumento salarial de solo el 5%.
En caso de que se concrete y tenga un seguimiento importante,
será la primera vez que el mandatario afronte un paro indefinido
propuesto por la mayor central sindical del país, hasta no hace
mucho favorable a su Gobierno.
Morales decretó el pasado 1 de mayo un incremento de sueldos de
los trabajadores del 5%, medida que los sindicatos consideran
insuficiente y que detonó la pasada semana múltiples protestas de
diferentes sectores.
Entre ellas, la propia COB convocó el pasado martes a una huelga
de 24 horas que tuvo un seguimiento parcial y que terminó en
disturbios en el centro de La Paz, con 15 trabajadores fabriles
detenidos, acusados de causar destrozos en el Ministerio de Trabajo
con dinamita y piedras.
El ministro boliviano de Economía, Luis Arce, reconoció hoy en
una entrevista en la televisión estatal que "este 5% tal vez no
satisfaga", pero recordó que Morales "ha hecho un cambio en la
política salarial".
"El 5% es un incremento razonable (...), hacemos un manejo de la
economía responsable", añadió.
Morales, por su parte, ha pedido en los últimos días a los
sindicatos "racionalizar" sus demandas salariales y tener en cuenta
que el Estado también necesita invertir para mejorar la
productividad.
El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, afirmó el
viernes que en la convocatoria de la huelga influyeron la embajada
de Estados Unidos y la derecha del país, con el propósito de
derrocar a Morales, denuncia que niegan los principales dirigentes
sindicales.
Según el secretario ejecutivo de la COB, Pedro Montes, "no es un
problema político, es un problema económico de orden de las
necesidades de los trabajadores".
Pese a que la convocatoria es de carácter general, algunos
sectores se han desmarcado de la huelga indefinida y de la marcha
entre el pueblo de Caracollo, en el Altiplano, y La Paz, separados
por 200 kilómetros.
Entre ellos, los campesinos, que apoyan a Morales porque se
consideran "parte del proceso de cambio" que el mandatario leva a
cabo desde que llegó al poder en 2006 con el respaldo de una alianza
de partidos y sindicatos nacionalistas, izquierdistas, populistas e
indigenistas.
Las demandas de un aumento salarial superior al 5% ha llevado al
sector fabril, que pide un 12%, a mantener a varios de sus
dirigentes en huelga de hambre desde la semana pasada.
También se movilizaron los maestros y trabajadores de la salud y
continúan una huelga de hambre varias esposas de policías, sector al
que Morales subió los salarios apenas 3%. EFE