Harare, 2 oct (EFE).- La filial zimbabuense de la multinacional
alimentaria suiza Nestlé no comprará más leche de las granjas
confiscadas a ganaderos blancos que ahora pertenecen a Grace Mugabe,
la esposa del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe.
En un anuncio en su página web, Nestlé Zimbambue señala hoy que
"no recibiremos más leche" de la granja Gushungo Dairy Estate, de
Grace Mugabe, a partir del 4 de octubre, pocos días después de que
anunciara que seguiría con sus compras.
El cambio de decisión de Nestlé se produce después de que la
organización de defensa de los Derechos Humanos Afri Forum diera a
Nestlé de plazo hasta el 7 de octubre para dejar de comprar "leche
ensangrentada" de Grace Mugabe, bajo la amenaza de hacer un
llamamiento mundial para boicotear a la multinacional.
Nestlé Zimbabue compra más de un millón de litros de leche al año
a Gushungo Dairy Estate, situada en el valle de Mazowe, al norte de
Harare, una propiedad antes conocida como Foyle Farm y que fue
confiscada en 2002 por el Gobierno de Mugabe.
En la nota, Nestle Zimbabue señala que empezó a comprar la leche
de la granja ahora propiedad de Grace Mugabe en febrero de 2009 y de
manera temporal y que ese suministro "previno un mayor deterioro en
el suministro de alimentos en Zimbabue en ese momento".
La Unión Europea, Estados Unidos y otros países han impuesto
sanciones a Mugabe, algunos de sus familiares, partidarios políticos
y empresas relacionadas con su régimen, que gobernó en solitario el
país desde la independencia del Reino Unido, en 1980, hasta la
formación de un Gobierno de unidad nacional en febrero pasado.
En la última década, el régimen de Mugabe ha llevado a cabo una
caótica reforma agraria en la que se han confiscado la gran mayoría
de las granjas de agricultores blancos, de las que las más
productivas han pasado a manos de personajes próximos al presidente.
Esta circunstancia llevó a Zimbabue a una crisis sin precedentes
que destruyó el sistema productivo del país y creo escasez de
alimentos y suministros básicos, además de dejar desmantelados los
servicios, entre ellos la asistencia sanitaria y la educación. EFE