(Embargada hasta las 10.00 GMT del sábado 31 de julio de 2010)
Washington, 31 jul (EFE).- El presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, volvió a arremeter hoy contra sus rivales republicanos
por bloquear un proyecto de ley en el Senado para otorgar recortes
tributarios adicionales a las pequeñas empresas.
Los republicanos impidieron que el proyecto se sometiese a
votación esta semana al recurrir al filibusterismo, un procedimiento
parlamentario para prolongar las discusiones e impedir que una
medida se someta a votación.
"Eso no está bien", dijo Obama durante su tradicional mensaje
radiofónico de los sábados en el que instó a los republicanos a que
"permitan una votación a favor o en contra" de la propuesta que,
insistió, permitiría crear nuevos empleos en el país.
Por lo demás, Obama, que el viernes se desplazó al estado de
Michigan para visitar las plantas de ensamblaje de las
automovilísticas General Motors (GM) y Chrysler, celebró en su
discurso la que describió como exitosa reestructuración del sector.
Recordó que en los doce meses anteriores al inicio de su
Presidencia (en enero de 2009), las automovilísticas "perdieron
cientos de miles de empleos" y sus ventas se redujeron "en un 40 por
ciento" y dijo que el sector estuvo al borde del colapso.
Indicó que ante la difícil situación su Gobierno ofreció al
sector ayuda a cambio de que emprendiese una gran reestructuración
para "adaptarse y competir" en el siglo XXI, una apuesta que, dijo,
ha dado resultados.
"Desde que GM y Chrysler salieron de la bancarrota, nuestro
sector industrial ha agregado 55.000 puestos en el mejor periodo de
generación de empleo en más de diez años", afirmó.
Añadió, que "por primera vez desde el 2004, las operaciones de
los tres fabricantes de autos de EE.UU. son rentables" y las ventas
han comenzado a repuntar.
Destacó que la industria ha comenzado a construir autos de alta
calidad y consumo eficiente, como el híbrido Chevy Volt, que,
indicó, puede recorrer 64 kilómetros antes de empezar a consumir
gasolina.
La semana próxima, Obama tiene previsto visitar en Chicago una
planta de ensamblaje de Ford, la única de las "tres grandes" que no
solicitó ninguna asistencia del Estado durante lo peor de la crisis
que amenazó con la quiebra del sector entre 2008 y 2009.
En 2009, Washington destinó unos 50.000 millones de dólares a
General Motors, lo que permitió que el mayor fabricante
estadounidense de automóviles se reestructurara para competir mejor
contra las empresas asiáticas.
A cambio de esa ayuda, el Departamento del Tesoro de EE.UU. se
convirtió en el mayor accionista de la compañía.
El actual presidente y consejero delegado de GM, Ed Whitacre, ha
señalado que GM podría volver a cotizar en bolsa a finales de año lo
que permitiría que el Gobierno recuperase todo o parte de su
inversión en la compañía.
Washington también ha proporcionado unos 10.000 millones de
dólares a Chrysler, que en la actualidad está bajo control de la
italiana Fiat.
Las dos compañías han señalado que en la actualidad sus
operaciones son rentables. EFE