María Peña
Washington, 21 jul (EFE).- El presidente de EE.UU., Barack Obama,
promulgó hoy la mayor reforma financiera desde la Gran Depresión
que, a su juicio, impedirá rescates de Wall Street con fondos
públicos y ofrecerá "las protecciones más fuertes para los
consumidores en la historia" del país.
"Esta reforma ayudará a fomentar la innovación, no a
perjudicarla", dijo Obama en una ceremonia en el edificio Ronald
Reagan de Washington, ante cerca de 400 líderes de los sectores
público y privado que tuvieron un papel relevante en el impulso de
la ley.
Según Obama, la "causa principal" de la recesión fue "el
descalabro de nuestro sistema financiero", y la crisis de 2008 fue
fruto de la irresponsabilidad de algunos sectores en Wall Street y
en los corredores del poder en Washington.
Durante años, señaló, el sector financiero estuvo gobernado por
"reglas anticuadas y débilmente aplicadas que permitieron a algunos
sacar ventaja del sistema y tomar riesgos que pusieron en peligro a
toda la economía".
En respuesta, dijo, la reforma promoverá la transparencia y
simplicidad en los préstamos y tarjetas de crédito para los
consumidores.
"Gracias a esta ley, al pueblo estadounidense jamás se le pedirá
de nuevo que pague por los errores de Wall Street. No habrá más
rescates financiados por los contribuyentes, punto", afirmó Obama,
que arrancó ruidosos aplausos de la audiencia.
La reforma financiera, aprobada en el Congreso con el apoyo de
sólo un puñado de republicanos, permite que el Gobierno desmantele a
empresas que pongan en peligro a la economía; crea una entidad de
protección financiera para los consumidores, y aumenta la vigilancia
del complejo entramado financiero del país, especialmente del
mercado de derivados.
Entre los invitados a la ceremonia figuraron dos estadounidenses
afectados por los excesos de la industria bancaria y que fueron
señalados por la Casa Blanca como beneficiarios de la reforma, que
lleva el nombre de sus principales autores demócratas, el senador
Christopher Dodd y el legislador Barney Frank.
La Reserva Federal estará a cargo de la agencia de protección a
los consumidores, que vigilará todo tipo de transacciones
financieras, desde préstamos bancarios e hipotecarios a las tarjetas
de crédito.
Obama recordó que desde 2008 EE.UU. ha afrontado "la peor
recesión desde la Gran Depresión" de la década de 1930, en la que
ocho millones de estadounidenses han perdido sus empleos y "decenas
de millones" experimentaron la estrepitosa caída en el valor de sus
casas y pensiones.
Para Obama, esta reforma es una apuesta en la que todos ganan,
porque promoverá la confianza de los inversionistas, protegerá a los
consumidores y premiará la buena gestión de las empresas.
Pero no faltaron las críticas, en particular de republicanos y de
la propia Cámara de Comercio de EE.UU.
El legislador Spencer Bachus, el republicano de mayor rango en el
Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, se
quejó de que con esta reforma financiera "el Gobierno está tomando
control de la economía".
Lejos de ser un recetario para reactivar la economía, "el
presidente y los demócratas hoy le dieron a los reguladores
financieros el poder de crear incertidumbre financiera durante
años", que sólo generará más problemas para los negocios, advirtió
Bachus en un comunicado.
Mientras, el presidente de la Cámara de Comercio de EE.UU.,
Thomas J. Donohue, aseguró que esta reforma supondrá una carga para
el empresariado, "no fortalecerá nuestros mercados de capital, no
reactivará la economía ni ayudará a crear nuevos empleos, excepto en
el Gobierno".
Aunque esta reforma es otra victoria política para la Casa
Blanca, tras más de un año de pugnas partidistas en el Congreso,
ésta abre otro frente de lucha sobre cómo aplicar el nuevo conjunto
de reglas.
Esa tarea recaerá principalmente en el Departamento del Tesoro,
en un proceso que se prevé podría tardar un año. EFE
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