Washington, 26 may (EFE).- El consejero delegado de British
Petroleum (BP), Tony Hayward, aseguró hoy que la operación para
sellar la fuga de crudo en el Golfo de México está avanzando según
lo previsto, pero habrá que esperar 24 horas antes de saber si ha
sido exitosa.
El máximo responsable de la multinacional británica señaló cinco
horas después de que se iniciara el procedimiento para detener el
derrame, que "la operación 'top kill' se está llevando acorde a lo
planeado", pero que habrá que esperar "al menos 24 horas antes de
saber si ha funcionado" y conseguido detener la fuga.
BP comenzó a las 19.00 GMT de este miércoles la operación para
intentar sellar el pozo en el Golfo de México con una inyección de
fluidos pesados, aunque tanto la petrolera como la Casa Blanca
insistieron previamente en que no hay garantías totales de éxito.
El procedimiento, conocido como "top kill", empezó después de que
la Guardia Costera de EE.UU. diera luz verde a la multinacional
británica para comenzar a trabajar.
BP bombeará cemento a 1.500 metros de profundidad tras inyectar
los fluidos pesados.
Es la primera vez que una operación de este tipo se lleva a cabo
en aguas tan profundas y BP había cifrado por la mañana las
posibilidades de éxito entre el 60 y el 70 por ciento.
El presidente de EE.UU., Barack Obama, rebajó hoy las
expectativas al afirmar, durante un discurso en California, que "no
hay garantías" de que la operación funcione.
Obama abordará este jueves en rueda de prensa los resultados de
un informe encargado al Departamento del Interior tras el accidente
el 20 de abril en la plataforma de BP.
Se espera que el mandatario anuncie reglas más duras y una
supervisión más rigurosa de las operaciones de exploración
petrolífera en alta mar.
El pozo que intentará cerrar BP emite, según los datos oficiales,
unos 800.000 litros diarios de crudo al mar, aunque científicos
independientes estiman que la cifra podría ser hasta diez veces
mayor.
Desde el accidente hace más de un mes, BP ha efectuado varios
intentos para contener la fuga, entre ellos la colocación de una
caja de cerca de 100 toneladas que se suponía debía transportar el
crudo mediante un tubo a un barco en la superficie pero que no
funcionó al atascarse por la formación de gas cristalizado.
La empresa tuvo más fortuna a mediados de este mes cuando logró
insertar un tubo en la principal fuga de petróleo por el que dice
haber estado recogiendo algo más de la mitad del combustible que
contamina las aguas del Golfo de México.
BP lanzó también una campaña sin precedentes de rociado de
químicos dispersantes para fraccionar el petróleo en pequeñas
partículas que se supone consumen después los microorganismos
marinos y que impide que el petróleo flote a la superficie.
El nuevo intento para poner fin al que amenaza con convertirse en
el peor desastre ecológico de la historia estadounidense comenzó
tras la publicación de un documento en el que BP reconoce que ignoró
señales de alerta antes de la explosión.
Si la operación de hoy no funciona BP intentará nuevos sistemas
de contención y contempla la posibilidad de reemplazar el mecanismo
diseñado para impedir explosiones (BOP) que debería de haber sellado
el pozo pero falló el día del accidente.
La empresa continúa, además, con la excavación de dos pozos
alternativos para cortar la fuga de petróleo que fluye al mar, pero
esa operación podría durar tres meses. EFE