Viena, 4 nov (EFE).- La planta de General Motors (GM) en Viena no
se siente afectada por el incierto futuro de su filial europea Opel
y seguirá teniendo un papel importante en la producción de motores
de bajo consumo, según su director general, Rudolf Hamp.
En un comunicado emitido hoy, tras decidir la casa matriz de GM
que no venderá Opel al consorcio austríaco-canadiense Magna, Hamp
dijo que la línea de producción de motores "Powertrain seguirá
teniendo un papel importante en las operaciones globales para Opel y
(la filial británica) Vauxhall en Europa".
Recordó que en Viena se fabricará la próxima generación de
motores de gasolina y su versión turbopropulsada de bajo consumo
para los mercados europeos y de otros países, y que la planta de
Aspern, en Viena, es la más grande del mundo del grupo General
Motors para motores y cajas de cambios.
En las instalaciones de la capital austríaca unos 1.800 empleados
han producido desde 1982 cerca de 18 millones de cajas de cambios y
10,3 millones de motores de baja cilindrada para GM, además de 2,7
millones de culatas de cuatro válvulas por cilindro.
Pese al optimismo de la dirección, la plantilla se manifestó muy
contrariada por la fracasada venta de Opel a Magna y el miembro del
comité de empresa de la planta Willi Braun comentó que hay una "gran
incertidumbre" en torno a la marca germana y que se ha vuelto a la
situación de hace un año, cuando GM quiso desprenderse de Opel.
Con todo, Braun opinó que la situación en la cadena de producción
vienesa es mejor que en la mayoría de las plantas alemanas, ya que
sin Viena no se podrían fabricar automóviles. EFE