Buenos Aires, 4 jun (EFE).- Los reclamos de aumentos salariales
cada vez mayores, con pretensiones que ya superan el 40 por ciento,
se agudizaron hoy con nuevos pedidos por partes de algunos
sindicatos y preocupan al Gobierno de Cristina Fernández.
Uno de los pedidos de aumento más elevados lo formularon los
visitadores médicos agrupados en la Asociación Agentes de Propaganda
Médica de Argentina, que hoy confirmó un reclamo de actualización
salarial del 42 por ciento a los laboratorios farmacéuticos.
"No vamos a dejar que nos quieran disciplinar con pisos y techos
salariales que lo único que encubre es la estrategia empresaria de
maximizar ganancias a costa de los trabajadores. La industria
farmacéutica factura anualmente en Argentina 4.000 millones de
dólares, de los cuáles menos del 5% va a los salarios de los
trabajadores", dijo hoy el líder del sindicato, Ricardo Peidro.
Por su parte, el sindicato de los trabajadores de empresas
telefónicas anunció hoy que el próximo día 11 realizará una huelga
luego de que las compañías del sector rechazaran pretensiones de
recomposición salarial del 35 por ciento.
Otro foco de conflicto se vive en el sector del transporte
marítimo de combustible, cuyos empresarios advirtieron del riesgo de
desabastecimiento en el marco de una dura negociación en la que los
trabajadores rechazaron una oferta patronal de aumento salarial del
38,1 por ciento.
Las negociaciones salariales en Argentina se abrieron en marzo
pasado y hasta ahora se habían convalidado aumentos de entre el 20 y
el 30 por ciento, según los sectores.
Pero el alza lograda por el sindicato de la alimentación, del 35
por ciento, movió al resto de los gremios que aún no cerraron sus
negociaciones a aumentar sus objetivos.
El fenómeno también afecta a los sindicatos que sí pactaron
nuevos salarios y que ahora quieren reabrir las negociaciones: un
ejemplo es el gremio de los trabajadores de compañías eléctricas,
que en abril acordaron una recomposición del 22 por ciento y ahora
pretenden que llegue al 35 por ciento.
Los sindicatos rechazan actualizaciones salariales con base en la
cuestionada medición oficial de la inflación, que el año pasado fue
del 7,7 por ciento, y en cambio plantean pretensiones acordes con
las mediciones de consultoras privadas, que aseguran que la
evolución real de los precios al consumidor es casi el triple de la
que informa el Instituto de Estadística y Censos.
"El Gobierno tiene un ministro, que es (el de Trabajo, Carlos)
Tomada, que está al frente de cualquiera de las convenciones
colectivas de trabajo que se analizan. Y saben (los sindicatos) que
todo tiene un límite y que hay posibilidades hasta un determinado
momento", dijo el jefe de Gabinete de ministros, Aníbal Fernández,
en declaraciones a la prensa local.
Para marcar límites, este jueves el Gobierno llegó a un acuerdo
con los trabajadores del sector público para otorgarles un
incremento salarial del 21 por ciento.
Según los últimos datos oficiales, los salarios en Argentina
registraron en abril pasado un crecimiento interanual del 19 por
ciento, en tanto que la inflación medida por las consultoras
privadas estuvo en torno al 21 por ciento interanual en el cuarto
mes de este año.
De acuerdo a un informe del Banco Ciudad de Buenos Aires, la
"velocidad de la carrera precios-salarios" en Argentina se ha ido
acelerando en los últimos meses y es sólo comparable a la que se
registra en Venezuela.
Según la entidad bancaria, en el promedio de la región, salarios
e inflación suben a un ritmo anual promedio del 5 por ciento.
El informe del Banco Ciudad apunta que el fenómeno que se da en
Argentina es propio de un escenario inflacionario clásico, que en
una primera fase se caracteriza por demandas salariales que tratan
de recuperar la inflación pasada y en una segunda etapa está
dominada por negociaciones que se anticipan a la inflación futura.
EFE