Antonio Martínez
La Habana, 6 nov (EFE).- El Gobierno que preside el general Raúl
Castro está racionando con cuentagotas la "libreta de
abastecimiento", uno de los símbolos de los años más difíciles del
medio siglo que estuvo en el poder su hermano mayor y antecesor,
Fidel, en medio de una grave recesión en Cuba.
En los últimos meses se redujeron las raciones de alimentos que
se entregan con precios subsidiados a los once millones de cubanos
que quedan en la isla mediante la llamada oficialmente "libreta de
abastecimiento", a la que le auguran poco futuro incluso los medios
informativos del país, todos oficiales.
Desde este mes las patatas y los guisantes o chícharos han sido
excluidos, sin aviso público ni explicaciones, como es habitual en
el único país de América gobernado por un Partido Comunista, del que
Fidel Castro sigue siendo primer secretario.
Ahora se pueden comprar esos víveres en el mercado libre, sin
límite de cantidad, al doble del precio subsidiado, aunque todavía a
tarifas que no son comparables con muchos países (la patata, a solo
unos 10 centavos de dólar por kilo).
Antes habían sido mermadas las cuotas de otros alimentos y de la
sal, también sin previo aviso.
Los cubanos se han enterado de todo al llegar a la respectiva
bodega estatal con su libreta, o a veces por medio de los Comités de
Defensa de la Revolución de sus respectivos barrios, considerados
los ojos y oídos del sistema.
Recientemente se eliminaron también los llamados "comedores
obreros" de cuatro ministerios.
Es un experimento para acabar con los 24.700 comedores que hay en
toda la isla, que atienden a 3,5 millones de personas y le cuestan
al Estado 350 millones de dólares solo en arroz, cárnicos, granos y
aceite, sin tener en cuenta otros alimentos, combustibles y demás,
según las cuentas de medios oficiales.
Economistas, analistas y diplomáticos consultados por Efe
divergen sobre la razón de tanto recorte: algunos lo atribuyen a las
"reformas estructurales" que prometió en 2007 el general Castro,
mientras otros lo creen resultado de la falta de liquidez crítica
del gobierno que preside.
La mayor de las Antillas vive una de sus recesiones más agudas de
las últimas décadas, que redujo un 36% su comercio exterior de
bienes en los nueve primeros meses de 2009, según reconoció esta
semana el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera,
Rodrigo Malmierca.
El Gobierno de La Habana ya mermó del 6% al 1,7% su meta de
crecimiento para 2009, pero economistas independiente dudan incluso
de la última cifra.
Aunque no ha entrado oficialmente en suspensión de pagos y dice
que no lo hará, el Gobierno cubano está incumpliendo sus compromisos
de deuda e incluso ha congelado las cuentas en divisas de numerosas
empresas extranjeras.
El asunto es tan grave que fue uno de los puntos centrales de las
recientes visitas a La Habana del comisario europeo de Desarrollo,
el belga Karel De Gucht, y del ministro español de Exteriores,
Miguel Ángel Moratinos.
En la cena anual de la asociación de empresarios españoles en
Cuba, el jueves, hubo gran tensión por las peticiones de los
anfitriones a los funcionarios cubanos presentes sobre la necesidad
de resolver el bloqueo de las transferencias de divisas antes de que
quiebren más firmas.
Según fuentes españolas, aparte de los 2.000 millones de euros de
la deuda oficial de Cuba con España -con atrasos de 700 millones y
varios compromisos de pago no honrados por La Habana-, hay 600
millones en atrasos de pagos a compañías comerciales de ese país que
proveen productos a la isla.
Esas cifras no incluyen el congelamiento de las cuentas de
empresas españolas con inversiones Cuba, ni los compromisos con
empresas mixtas.
Pero no son las únicas cifras que preocupan: las estadísticas
oficiales cubanas reconocen una merma del 12% hasta septiembre de
este año, respecto al mismo periodo de 2008, en los ingresos por
turismo, a pesar de que el número de visitantes ha crecido más de un
tres por ciento.
El turismo no es solo es una de las mayores fuentes de divisas de
Cuba, junto con la exportación de servicios y personal médico,
principalmente a Venezuela, sino el eje de cuantiosas inversiones
españolas. EFE