La Habana, 30 ago (EFE).- El uso de bueyes en lugar de tractores
para laborar las tierras cubanas se contrapone con la resistencia de
algunos agricultores reacios a entender la necesidad de la tracción
animal en tiempos de crisis.
Según un artículo que hoy recoge el diario oficial Granma,
"todavía hay quienes sueñan con los tractores y el petróleo. Hay por
ahí un poco de resistencia en la gente, acostumbrados a gastar sin
medir las consecuencias de sus actos".
El Gobierno cubano lanzó el pasado año un programa para adiestrar
miles de yuntas de bueyes que suplieran en los campos del país la
falta de tractores y gasolina, insistiendo en las bondades
económicas y ecológicas de la tracción animal frente a las máquinas.
Sin embargo, Granma, en un reportaje sobre la agricultura en
Camagüey, en el este de la isla, reconoce hoy que "esta verdad
irrebatible (las ventajas de los bueyes) ha quedado en algunos
lugares en el discurso y la arenga".
Así, Camagüey registra un déficit de 1.469 yuntas, casi el 50 por
ciento de lo planificado, lo que resulta "paradójico" teniendo en
cuenta que hay en la provincia 41.000 cabezas de res.
"El cumplimiento del plan de doma (de bueyes para yuntas) resulta
irrisorio", concluye Granma, que da cuenta además de la "lentitud"
en la producción de útiles agrícolas tradicionales como arados,
gradas, cultivadoras, surcadoras y carretas.
El Gobierno anunció en el 2008 que la mitad de las áreas
cultivables del país se encontraban sin producir, y determinó una
nueva política para impulsar la producción de alimentos y disminuir
las importaciones.
Hasta ahora, se ha entregado en usufructo el 57 por ciento del
fondo inicial de tierras ociosas, pero sólo el 46 por ciento está
produciendo, debido a problemas como el suministro de recursos, las
sequías y la "infección" de los terrenos con plantas de marabú.
El presidente Raúl Castro ha insistido en varias ocasiones en que
la producción de alimentos es un asunto de "seguridad nacional" y ha
reiterado su empeño en activar la producción agrícola de la isla.
Cuba ha estado importando más del 80 por ciento de los víveres
que consumen sus 11,2 millones de habitantes, y en abril pasado el
primer vicepresidente de Cuba, José Ramón Machado, afirmó que el
país sigue gastando más de 1.500 millones de dólares anuales en la
compra de alimentos. EFE