César Muñoz Acebes
Washington, 23 oct (EFE).- El canje de la deuda en mora propuesto
por el Gobierno de Argentina "no es serio" por la dureza de los
términos que exige a los bonistas, dijo a Efe Robert Shapiro,
copresidente de la asociación estadounidense de acreedores.
El anuncio fue recibido con euforia en la bolsa porteña, mientras
que en las plazas internacionales el precio de los bonos argentinos
subió ante el cambio de tercio del Ejecutivo.
Pero Shapiro atribuyó esa reacción a movimientos "especulativos"
y dijo que la oferta, tal y como ha sido descrita por el ministro de
economía argentino, Amado Boudou, "es casi despectiva".
"Decir que se abrirá la reestructuración de la deuda en los
mismos términos que en 2005 no es una postura seria", sostuvo.
Ese año Argentina reestructuró un 76 por ciento de la deuda que
tenía en suspensión de pagos desde 2001, cuando declaró la mayor
bancarrota de la historia.
Entonces devolvió a sus propietarios el 35 por ciento del valor
nominal de los títulos, frente a la media histórica del 45 o 55 por
ciento en procesos similares en el mundo, según Shapiro.
La minoría de bonistas que quedó fuera ha cerrado el acceso de
Argentina a los mercados internacionales de capital y se ha agrupado
en asociaciones como la American Task Force Argentina para hacer oír
sus quejas.
Esa organización, que está copresidida por Shapiro, ex secretario
adjunto de Comercio para Asuntos Económicos con el Gobierno de Bill
Clinton, y Nancy Soderberg, antigua embajadora de EE.UU. ante la
ONU, reúne a los tenedores estadounidenses de bonos en mora, que
suman 3.500 millones de dólares.
Desde hace años la organización presiona al Congreso de su país
en contra de Argentina, mientras exige a esta nación austral que
reestructure la deuda pendiente, pero el anuncio de esta semana no
le ha causado regocijo.
"Espero que haya una negociación seria, porque decir simplemente:
'Ésta es la oferta, la misma que ustedes rechazaron, con los mismos
términos o peores' no es serio", dijo Shapiro, quien afirmó que el
Gobierno no ha tenido ningún contacto con su asociación.
Aun así, admitió que algunos tenedores de bonos aceptarán el
canje, especialmente si compraron los títulos en el mercado
secundario por menor dinero que el que ahora ofrece Argentina.
En cambio, Shapiro dijo prever que los bonistas originales que
rechazaron la oferta de 2005 no firmarán un acuerdo que sea igual
que el de entonces.
Boudou, por su parte, espera que por lo menos un 60 por ciento de
ellos acepte las nuevas condiciones, que incluyen una quita superior
al 65 por ciento del valor de los bonos, los cuales ascienden a
20.000 millones de dólares.
Además, el Ejecutivo argentino exigirá que los inversores aporten
un 10 por ciento del precio de los nuevos títulos en dinero fresco,
lo que significará un ingreso de 1.000 millones de dólares para el
erario público, según dijo hoy el ministro.
"No he oído nunca algo así", reaccionó Shapiro a esa demanda.
"Eso indica que se trata de una campaña de relaciones públicas
destinada a la audiencia nacional, para convencerla de que el
Gobierno está actuando de forma razonable", añadió.
Con la nueva oferta y su reciente acercamiento al Fondo Monetario
Internacional (FMI), Argentina pretende allanar el camino para
volver a los mercados internacionales, en un momento en que se han
ralentizado los ingresos del Estado por la crisis.
Actualmente no puede colocar deuda en el exterior porque los
tribunales de los principales países desarrollados han dado la razón
a los bonistas recalcitrantes en demandas contra Argentina, lo que
significa que cualquier emisión de títulos podrá ser embargada para
restituir el dinero que se les adeuda.
Argentina tendrá que resolver todos esos procesos antes de poder
captar fondos en el exterior de nuevo, advirtió Shapiro.
Además, tiene pendientes deudas en suspensión de pagos con los 19
países que conforman el Club de París por valor de 6.900 millones de
dólares (8.000 millones si se añaden los intereses), según cálculos
privados.
Boudou ha dicho que pretende alcanzar un acuerdo con estas
naciones a finales de año. EFE