Serra, Rousseff y Silva se comprometen con las bases de la economía brasileña

Brasilia, 25 may (EFE).- El opositor José Serra, la oficialista Dilma Rousseff y la ecologista Marina Silva, principales candidatos a la Presidencia de Brasil, defendieron hoy las actuales bases de la política económica nacional, pese a unas muy tenues diferencias.

Los tres aspirantes a suceder al mandatario Luiz Inácio Lula da Silva participaron en un encuentro con miembros de la Confederación Nacional de la Industria (CNI), ante los que presentaron en forma individual un esbozo de sus planes económicos en caso de ganar las elecciones del próximo 3 de octubre.

Antes de sus intervenciones, los candidatos escucharon las quejas de los industriales por la revalorización del real, que encarece y resta competitividad a la oferta exportable del país, así como por las altas tasas de interés, los elevados costes laborales, la excesiva burocracia y la baja calidad de la educación.

La mayor crítica fue a la alta carga tributaria, que representa el 36% del Producto Interior Bruto (PIB) y obliga a cada brasileño a trabajar una media de 138 días por año sólo para pagar impuestos, según cálculos de la CNI.

Rousseff, escogida por Lula como candidata del Partido de los Trabajadores (PT), hizo una acalorada defensa del actual Gobierno, del que fue ministra de la Presidencia, aunque admitió que le ha quedado pendiente una profunda reforma del sistema tributario.

Consideró que "la situación tributaria en Brasil es caótica" y afirmó que avanzar hacia una reforma que reduzca la pesada carga es "estratégico en este momento", aunque no profundizó en cuál sería su idea de sistema tributario, más allá de citar exenciones sectoriales aplicadas por el Gobierno de Lula en el marco de la crisis global.

Rousseff también propuso adoptar medidas para mejorar el apoyo a las pequeñas y medianas empresas y hasta sugirió que podría crear un "ministerio específico" para ese sector.

El opositor socialdemócrata José Serra citó las dificultades que supone para el sector industrial la carga tributaria, que consideró la "más alta entre todos los países emergentes" y que, según afirmó, agrava la pérdida de competitividad generada por la revalorización del real ante el dólar.

"Hay una distorsión muy grande en la economía debido al cambio y a los altos intereses", afirmó Serra, abanderado del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

A diferencia de Rousseff, quien defendió la actual política de "dólar flotante", Serra sostuvo que la política monetaria debe ser usada en determinadas situaciones para ayudar a la industria local, y aseguró que combinada con recortes del gasto público y reducciones tributarias, puede ayudar a Brasil a "despegar hacia el desarrollo".

Rousseff y Serra, que según las últimas encuestas empatan en las preferencias del electorado con cerca de un 37% de respaldo, fueron coincidentes, sin embargo, en relación a las grandes líneas maestras de la política económica que rige en Brasil desde el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) y que Lula ha mantenido.

Uno y otro, así como Marina Silva, se comprometieron a mantener una inflación controlada, metas de superávit fiscal y la mayor disciplina en el gasto, así como a alentar la inversión pública y privada.

Silva, candidata del Partido Verde (PV), que ostenta un apoyo en torno al 7% en las encuestas, subrayó el acento ecologista durante su intervención y sostuvo que Brasil "no podrá crecer más" en la medida en que no dote a sus políticas públicas de "responsabilidad ambiental".

Según la candidata verde, no basta con perseguir el crecimiento económico, sino que la meta nacional debe ser crear un país que sea "económicamente próspero, socialmente justo, ambientalmente sustentable, políticamente democrático y culturalmente diverso". EFE

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