Pekín, 6 sep (EFE).- La ciudad de Shenzhen, construida hace 30
años prácticamente de la nada por China para probar en ella la
economía de mercado tras décadas de maoísmo, celebró hoy su
trigésimo aniversario con un acto en el que participó el presidente
Hu Jintao, informó la agencia oficial Xinhua.
La urbe de cuatro millones de habitantes (nueve si se le suman
las áreas metropolitanas), que hace tres décadas era un pueblo de
pescadores, es hoy sede de gran parte de la industria tecnológica
china, tanto la nacional como la de las multinacionales que
invierten en el gigante asiático.
En el acto conmemorativo, el secretario del Partido Comunista en
Shenzhen, Wang Rong, destacó que la ciudad continuará jugando el
papel de pionera en el desarrollo de China, así como de "vanguardia
del desarrollo científico" del país asiático.
Deng Xiaoping, padre de la reforma y apertura económica de China,
decidió a principios de los 80 probar de forma experimental las
reglas del mercado capitalista en Shenzhen.
El emplazamiento elegido no fue casual, y se basó en el hecho de
que era la localidad más cercana a la entonces colonia británica de
Hong Kong, uno de los centros punteros de las finanzas y el comercio
de Asia Oriental.
En tres décadas, la ciudad se ha convertido en una urbe de
rascacielos, dedicada casi plenamente a la industria de la
exportación -especialmente en el sector tecnológico- y una de las
zonas con mayor nivel de rentas del país asiático, por lo que
continúa atrayendo mucha inmigración.
Este año Shenzhen ha ocupado muchas páginas en los diarios
chinos, pero no por celebrar su aniversario sino porque es allí
donde se ha producido la alarmante ola de suicidios en las fábricas
de la multinacional tecnológica taiwanesa Foxconn, que fabrica,
entre otras cosas, el iPad y el iPhone para Apple.
Esta ola de suicidios ha llevado a China a reconsiderar las
condiciones de trabajo de sus obreros en las fábricas del país,
muchas de ellas destinadas a la exportación de productos a todo el
planeta y donde suelen predominar los largos horarios y los bajos
salarios. EFE