Madrid, 28 abr (EFE).- La agencia de medición de riesgos Standard
& Poor's rebajó hoy la calificación de la deuda española por la
debilidad de la economía del país, que cree que se va a alargar más
de lo previsto.
La noticia, que anticipaban los mercados y los analistas,
sorprendió sin embargo al Gobierno, según admitió el secretario de
Estado de Economía, José Manuel Campa, quien no obstante consideró
que la rebaja tendrá un "impacto limitado".
Por el contrario, los portavoces políticos advirtieron de los
efectos negativos que puede tener para la financiación de la deuda
española, y lo contrapusieron al optimismo que sigue mostrando el
Ejecutivo sobre la recuperación de la economía, mientras que los
analistas auguraron nuevas rebajas por parte de las otras agencias,
Fitch y Moody's.
Con esta rebaja, la segunda de S&P en quince meses, la solvencia
de la deuda soberana de España ha pasado de tener la nota AA+ a la
de AA con perspectiva negativa.
Esta peor calificación, no obstante, está aún en el rango de las
altas y supone la tercera posición del ránking de S&P, que en
conferencia telefónica de prensa explicó que la deuda española sigue
manteniendo una "nota excelente".
S&P apuntó además que esta nota refleja la "fuerte capacidad" del
país para cumplir con sus compromisos financieros, lo que dista
mucho de la situación de Grecia o incluso de la de Portugal.
En sus argumentos para rebajar la nota, Standard & Poor's
advierte de que la debilidad de la economía española se va a
alargar, y rebaja sus previsiones de crecimiento para el país: ahora
opina que el PIB sólo subirá una media del 0,7% entre este año y
2016.
Además cree que España no logrará cumplir en 2013 el Pacto
europeo de Estabilidad, porque su déficit público estará entonces
por encima del 5% del PIB en lugar del objetivo de dejarlo en el 3%
al que se ha comprometido.
S&P cree que al Gobierno le va a costar más de lo previsto la
reestructuración del sistema financiero, y eleva el coste de las
ayudas al sector hasta un 5% del PIB.
El "inflexible" mercado laboral español, el elevado endeudamiento
del sector privado y la poca capacidad exportadora son otros de los
lastres a los que alude la agencia para justificar su rebaja, aasí
como al modelo de crecimiento en su conjunto, muy dependiente del
crédito.
El analista para España de S&P, Marko Mrsnik, aseguró que la
agencia no cambia sus calificaciones pensando en si van a encarecer
la financiación de la deuda, que en el caso de España se mantiene en
niveles "históricamente muy bajos".
Tras conocerse la noticia, el secretario de Estado de Economía,
José Manuel Campa, recordó que los cálculos de crecimiento que ha
hecho S&P distan mucho de las estimaciones de los analistas y los
organismos internacionales, que en los dos últimos meses han
revisado al alza sus previsiones para España.
Campa también rechazó la tesis de la agencia de que el sistema
bancario español pueda necesitar más capital del disponible
actualmente en el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria
(FROB).
En concreto, S&P cifra en 34.000 millones de euros el posible
capital necesario desde el FROB y en 19.000 millones el del Fondo de
Adquisición de Activos Financieros.
Campa recordó que el capital del FROB suma 36.000 millones de
euros -9.000 millones más tres veces esa cantidad en caso de
necesitarse- y por eso la estimación de S&P está por debajo de esa
capacidad.
La visión de los partidos de la oposición fue mucho más pesimista
que la de Campa.
El secretario general del grupo popular, José Luis Ayllón,
expresó su gran preocupación por el anuncio de S&P, y, aunque
precisó que "España no es Grecia", recalcó que hay que hacer "lo
necesario de forma muy urgente para no serlo nunca".
Para el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran
Lleida, la rebaja evidencia que las cosas no se están haciendo bien
y que nadie, salvo el Gobierno, cree en la recuperación económica,
mientras que el diputado del PNV Pedro Azpiazu reclamó que se haga
"lo que no se ha hecho hasta ahora": aportar "serenidad" a los
mercados. EFE