Washington, 8 jun (EFE).- El Tribunal Supremo de Justicia de
EE.UU. ha decidido dejar en suspenso la venta de los activos del
fabricante estadounidense de automóviles Chrysler al italiano Fiat,
con objeto de contar con más tiempo para estudiar los términos de la
operación.
La transacción, aprobada la semana pasada por el Tribunal de
Bancarrotas del Distrito Sur de Nueva York, es un paso crucial para
la reorganización de Chrysler, si bien un grupo de consumidores y
fondos de pensiones decidió recurrir la operación ante el Supremo.
Entre los principales opositores se encuentran tres fondos de
pensiones de Indiana, que gestionan los derechos de jubilación del
cuerpo de Policía y de los profesores del estado y que cuentan con
participación en Chrysler con el uno por ciento de las acciones.
Estos fondos, que son acreedores de 42 millones de dólares de los
6.900 millones de dólares en préstamos garantizados de Chrysler,
piden una mayor compensación por su deuda.
Además, consideran inconstitucional que, sin la autorización
previa del Congreso, Chrysler recibiera 8.000 millones de dólares
del Programa de Alivio de Activos Depreciados (TARP, por su sigla en
inglés) que puso en marcha el Gobierno estadounidense.
El juez de bancarrotas encargado del caso, Arthur González,
aprobó la venta la pasada semana, argumentando que los fondos no
tienen razón para quejarse, ya que recibirán lo que les corresponde
de los 2.000 millones de dólares del TARP que se reservaron para
pagar a los accionistas con bonos asegurados.
La cantidad que se les pagará será, según el juez, muy superior a
la que recibirían si Chrysler no pudiera salir de la bancarrota y
hubiera que liquidarla.
La decisión del juez González fue ratificada el pasado viernes
por el Tribunal de Apelaciones del Segundo Distrito, por lo que los
fondos de pensiones decidieron recurrir al Supremo.
La venta de los activos de Chrysler a Fiat es una parte
fundamental de la salida de la bancarrota de la firma
estadounidense, que entró en quiebra el pasado 30 de abril.
Si la venta no se cierra antes del 15 de junio, Fiat tiene
derecho a suspender la operación, de la que también está pendiente
toda la producción de Chrysler, congelada hasta que se conozca el
resultado.
Si se completa la operación, el nuevo Grupo Chrysler estará
controlado en un 55% por una sociedad fiduciaria vinculada al
sindicato United Auto Workers (UAW), que sin embargo no tendrá poder
de gestión, en tanto que Fiat controlará inicialmente un 20%, aunque
ese porcentaje podrá crecer hasta el 35% si se logran ciertos
objetivos.
Entre los accionistas minoritarios destacan el Gobierno de
Estados Unidos, con un 8%, y el de Canadá, con un 2%. EFE