Washington, 23 feb (EFE).- El máximo ejecutivo de Toyota en
EE.UU., James E. Lentz, se somete hoy al escrutinio del Congreso
estadounidense sobre la llamada a revisión de 8,5 millones de
vehículos por problemas de aceleración, y la respuesta del Gobierno
federal.
Para el miércoles, se espera con gran expectación la
comparecencia del presidente mundial de Toyota, Akio Toyoda.
Estas audiencias se producen en un momento en el que Toyota está
desarrollando una intensa campaña publicitaria para controlar los
daños a su imagen y a sus cuentas tras la llamada a revisión de esos
vehículos en todo el mundo.
La audiencia de hoy en el subcomité de Supervisión e
Investigaciones, del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de
Representantes, contará con los testimonios de Lentz, presidente de
Toyota Motor Sales USA; el secretario de Transporte de EE.UU., Ray
LaHood, y el director de la Administración Nacional para la
Seguridad Vial en las Carreteras (NHTSA), David Strickland.
El lunes, el mismo subcomité reveló que Toyota había descartado
la posibilidad de que defectos electrónicos pudieran haber
contribuido a los problemas de aceleración súbita en algunos
modelos, e hizo declaraciones públicas "engañosas" sobre la llamada
a revisión.
También tachó de "gravemente deficiente" la respuesta del
Gobierno federal.
Así, se prevé que en la audiencia de hoy, LaHood rinda cuentas
sobre la respuesta del Gobierno a los problemas de Toyota. LaHood ha
dicho en días recientes que el Departamento de Transporte empezó a
investigar quejas en diciembre de 2003.
Pero el testimonio más esperado será, sin duda, el del propio
presidente mundial de Toyota, Akio Toyoda, ante el Comité de
Supervisión y Reforma Gubernamental de la Cámara de Representantes
mañana.
Toyoda, que al principio había rehusado comparecer ante el
Congreso, estará acompañado también por el presidente de Toyota para
Norteamérica, Yoshi Inaba, además de LaHood y Strickland.
Toyoda, nieto del fundador de la empresa, ha reconocido
públicamente los problemas en las normas de calidad de Toyota,
especialmente durante la última década cuando experimentó un período
de gran crecimiento.
Toyota tiene plantas de producción en seis estados de Estados
Unidos y emplea directamente a unos 36.000 empleados, cifra que no
incluye a los trabajadores en la cadena de suministros de la empresa
automovilística.
La empresa, que ahora también es sujeto de investigaciones del
Gobierno y de la Comisión de Mercado de Valores (SEC), tiene, por
ejemplo, plantas de ensamblaje en Kentucky y en Virginia Occidental,
algunos de cuyos senadores respaldan a la empresa.
Según expertos, en las audiencias los legisladores buscarán un
equilibrio entre el escrutinio de los problemas de seguridad de
ciertos modelos de Toyota, altamente popular entre los conductores
estadounidenses, y no castigar demasiado a una empresa que ofrece
empleos altamente remunerados en el sector manufacturero en Estados
Unidos.
Se calcula que en 2009, Toyota invirtió unos cinco millones de
dólares en campañas de presión ante el Congreso y, según el diario
The Washington Post, ha gastado más de 1,3 millones de dólares en
donaciones políticas en la última década.
El Gobierno de Estados Unidos ha recibido más de 2.600 quejas
desde 2000, incluyendo 34 muertes. EFE