Una semana de espanto

Madrid, 8 may (EFE).- La semana perversa que ahora acaba queda marcada por el brutal desplome de Wall Street, el pavor a la crisis del crédito, las abultadas pérdidas bursátiles, los ataques especulativos a Europa, la secuela de la crisis griega y la reacción con retraso de los gobiernos.

Cerca del fin de semana quedó configurada una batalla entre los mercados y los gobiernos, y tanto los líderes europeos como el estadounidense, Barack Obama, se mostraron finalmente dispuestos a ganar, a batir a los especuladores en sus ataques sistemáticos.

El ataque a la zona del euro movilizó en defensa de la moneda única a los gobiernos de los 16 países que la usan, en una reunión de mandatarios del Eurogrupo celebrada el viernes en Bruselas.

Se espera una contundente de los 27 miembros de la Unión Europea para antes de que el lunes próximo abran los mercados.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, al término de esa reunión, aseguró que se combatirá "sin piedad" y "sin tregua" a los especuladores, que han comportado de manera "despiadada", a juicio del primer ministro galo, François Fillon.

No había razones, según dijeron, para que los mercados fueran contra España y Portugal, que no se encuentra en la delicadísima situación de Grecia.

Wall Street sigue, pese a las investigaciones oficiales abiertas, sin saber la causa del brutal desplome del jueves, el mayor descenso diario jamás registrado, superior a los mil puntos, que fue corregido enseguida.

Eso ocurrió en un ambiente hipersensible por la crisis griega, el temor a su contagio, la rabia de los helenos expresada en tumultos que causaron muertos, las acciones especulativas contra países europeos, rumores sobre China y la falta de medidas, en su reunión de ese día en Lisboa, del Banco Central Europeo (BCE) para hacer frente a la situación de riesgo.

Mientras, los gobiernos o los parlamentos de Alemania, España, Italia y Portugal aprobaban el viernes sus respectivas aportaciones al fondo del ciclópeo rescate al país heleno de 110.000 millones de euros para evitar su bancarrota.

El parlamento griego, en medio de violentas protestas, aprobó el miércoles -solo con los votos de los 172 diputados de la mayoría socialista-, el doloroso plan de austeridad fiscal a tres años impuesto por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio del paquete de rescate.

En el caso de España, el ataque especulativo se tradujo en una caída en la Bolsa de Madrid de casi el 14%, en la que fue la segunda peor semana de su historia, y que los intereses que se pagan por su deuda (de un 4,439%) fueran 164 punto básicos más altos que el referente alemán, una tasa sin precedentes en 14 años, con una prima de riesgo entre la de los 15 países más caros del mundo.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que consumió parte de la semana defendiendo la solvencia de España, anunció la intención de acelerar la reducción "necesario e imprescindible" del déficit, actualmente en el 11,2% del Producto Interior Bruto (PIB), para llegar en 2013 al 3% establecido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento que atañe a todos los países del euro.

Obama, demandó una respuesta contundente a los mercados, mientras la canciller alemana, Angela Merkel, defendió el endurecimiento de las medidas de regulación a los mercados y el sistema financiero y los ministros de Economía de las siete naciones más ricas del mundo analizaban la situación por videconferencia.

La vorágine arrastró durante la semana el euro a menos de 1,27 dólares, su nivel más bajo en 13 mees, y el precio del petróleo se abarató en casi un 15% el WTI (Texas), un 12% el Brent y un 7%, con lo que el barril quedó entre 75 y 78 dólares, el menor en 14 meses

En Estados Unidos se registró la mayor creación de empleo en cuatro años, aunque la tasa de desempleo subió al 9,9% por efecto a la reinscripción en las listas de personas, estimuladas por la clara perspectiva de encontrar trabajar con la sensible mejora económica que el país está experimentando. EFE